Con una amplia cartera de clientes, que va desde importantes hoteles, centros comerciales y túneles, como el Santa Ana, NC Sistel se ha posicionado como una de las empresas más reconocidas al momento de pensar en seguridad electrónica para un edificio. El emprendimiento que fundó Nancy Chucuyán sigue creciendo.
Nancy es graduada de la Espol en Ingeniería Electrónica y desde 1980 trabaja en todo lo que tiene que ver con la seguridad electrónica. Sus primeros pasos los dio como subalterna de un compañía que estaba instalando equipos de seguridad en el Banco Central. Después de estar 15 años ahí, decidió cambiar de trabajo e irse a un banco privado, en el cual instaló toda la seguridad electrónica. En ese lugar trabajó por tres años y medio hasta que tomó la decisión de abrirse y poner su propio emprendimiento, ya en 1998.
Nancy considera que su capital económico fue cero, ya que no tenía como comprar los productos, pero con la liquidación de la banca privada pudo arrancar con una oficina en su casa. “Equipé mi estudio con todo lo que necesitaba: computadora, fax, conexión a Internet, lo básico de una oficina y pude contratar a un técnico que había trabajado conmigo en el banco, a otro técnico externo y una contadora”, recuerda. Ahora, NC Sistel cuenta con 15 empleados de planta que trabajan a tiempo completo con Nancy.
“Con el primer contacto se me abrieron muchas puertas, ya que fue equipar totalmente un edificio. Llegué a este gracias a un amigo. A los promotores les gustó mi propuesta y me dieron el contrato. Esa fue la puerta para continuar con ellos mismos, porque son promotores inmobiliarios y cuando construían edificios ahí estaba yo”, explica Nancy sobre la época en la que comenzó su empresa.
Comenta que en esos tiempos no contaba con un historial crediticio favorable, pero obtuvo el apoyo de los promotores, que le facilitaron el dinero de los anticipos para poder trabajar sin problemas. “Fue una gran ventaja que la gente confiara en mí y me diera el dinero sin garantías bancarias o pólizas de seguros, sino solamente para arrancar el negocio”, afirma esta emprendedora.
Nancy asegura también que el crecimiento de la empresa ha sido, sobre todo, ordenado, como ella espera que siga siendo. En los últimos años se han incorporado dos personas importantes su empresa: su esposo y su hijo. “Cuando me inicié no le veía mucho futuro a la empresa. Pero cuando mi hijo Xavier regresó de Alemania y se incorporó a la empresa las cosas cambiaron para bien, ya que él tiene una visión más joven de los negocios”, cuenta.
Esta emprendedora asegura que el hecho de ser mujer no le ha impedido crecer en esta carrera y siempre se siente orgullosa de muchas veces ser la única fémina en las reuniones de obra. A la vez, sabe que una de las dificultades en este negocio es la competencia, que vende productos de calidad inferior a precios más bajos que los suyos. Sin embargo, se siente satisfecha de que gracias a los productos de calidad que vende y al buen servicio, la siguen recomendando.
Nancy asegura que cada vez que va donde un cliente va 100% segura de lo que ofrece, ya que sabe la condición del trabajo que realiza. “El cliente es muy perceptivo y se da cuenta cuando dudo de algo, por eso siempre hay que ir seguro del proyecto que estás proponiendo, caso contrario el cliente se dará cuenta y en ese momento lo perdiste. Lo mismo ocurre cuando inicias un negocio, tienes que dominar la idea, pero sobre todo estar enamorado de ella”, concluye Nancy.
