Trabajar es una parte importante de nuestra vida. A través de ello podemos satisfacer nuestras necesidades físicas, mentales y económicas, que nos permiten sostener nuestra autonomía. Sin embargo, el error que muchos cometen es ofrecer todo a su trabajo y casi nada a su enriquecimiento mental y espiritual.
Daryush Valizadeh, en su blog Roosh V, menciona que la mayoría de personas trabajan para completar el trabajo de otros, pero no se dan tiempo para el desarrollo personal. Las excusas son frecuentes, y van desde “estoy cansado” hasta “mañana tengo que volver a trabajar”.
Emprender exitosamente es sinónimo de desarrollo personal. Mientras menos tiempo le dedicamos a nuestros proyectos, a nuestras actividades y hasta a nuestro tiempo libre, jamás desarrollaremos una mentalidad de progreso.
‘Una hora’ al enriquecimiento mental y espiritual
Roosh V propone dedicarnos al menos ‘una hora’ al día para nuestro enriquecimiento mental y espiritual.
“Una hora es una sesión de gimnasio… son 1.500 palabras escritas. Son 20 páginas de lectura difícil. Es el borrador de una entrada de blog. La hora es mi dios. Sin Internet, sin distracciones, sólo una hora donde me esfuerzo de una manera que la mayoría de hombres niega hacerlo”, menciona.
Deja de estar ocupado y sé productivo. Al levantarte en la mañana, dedícale una hora a alguna tarea que te beneficie solo a ti y a nadie más. Puede ser leer un libro o cualquier cosa que te enriquezca mental y espiritualmente. Esto no es cuestión de egoísmo, pero a veces se debe tomar un tiempo para pensar en uno mismo…y crear.
Incluso puedes trabajar una hora al día en un proyecto propio. Después de unos meses verás cuánto has logrado a partir de tan sólo una hora al día. Y si una hora ya no es suficiente en un futuro, agrégale una segunda hora.
“Este es el único camino hacia la grandeza. No hay otra manera. Los grandes hombres se hacen de este incremento trivial, que al combinarse con el tiempo, se traduce en la realización de su potencial. Una hora es lo que hace al hombre”, finaliza Valizadeh.