No es necesario tener superpoderes para ser emprendedor, o mejor dicho, un súper emprendedor. La mayoría de nuestros deseos son boicoteados por la peor de las ‘kryptonitas’, es decir, por las excusas.
A continuación veremos algunas recetas caseras para superar tres de las más poderosas y comunes excusas, y así poder conseguir nuestras metas:
3 recetas caseras
1. «No tuve tiempo…»: Nadie se lo va a creer. Mientras estás vivo, hay tiempo para todo, la diferencia es que las personas exitosas lo saben distribuir de la mejor forma.
Receta casera: Usa la técnica del «cheque». Prepara unos pequeños papeles que parezcan cheques, y con cada compromiso que aceptes, escribe ese cheque a nombre de esa persona y en la cantidad coloca el compromiso. Piensa que por cada actividad cumplida, aumentarás tu patrimonio, o por el contrario, mientras menos los cumplas, lo irás perdiendo. En la vida real, cada vez que no cumplas con algo tendrá menos credibilidad y contactos que te consideren una buena opción para hacer negocios. Por eso, antes de dar un cheque de compromiso, asegúrate de tener ‘fondos’ y tiempo para cumplirlo.
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- «Es que no me dijeron…»: Tristemente, casi el 90% de lo que se requiera de ti, no te lo van a pedir o decir.
Receta casera: ‘Viaja al futuro’; tu imaginación tiene el poder de encontrar los puntos invisibles. Imagínate en la meta o en el día de ejecución del objetivo: visualiza todo lo que va a pasar punto por punto escribe en tu agenda todas las cosas o gestiones que necesitará para que todo salga con excelencia. En dichas gestiones, está prohibido suponer algo. Recuerda que nadie está pensando en ti, cada uno tiene sus propios problemas.
- “Yo intenté pero no funcionó…”: Nadie recuerda a quien intentó fabricar el avión, y no lo logró. Tampoco recuerdan a quien intentó ganar una maratón y no lo logró. Al final, lo ÚNICO que se verá es el resultado.
Receta casera: Realiza una «agenda de resultados», en donde deberás escribir los resultados que quieras conseguir, y no no las actividades o caminos. Muchos caen en la mediocridad al limitarse al intento y nada más, cuando lo importante –a fin de cuentas- son los resultados. No te rindas hasta conseguir ese resultado. Recuerda: casi siempre el problema no son metas imposibles, sino caminos insuficientes.
*Texto escrito por Famel Vasquez.