Si estás inmerso en el mundo de las redes sociales seguramente conocerás que muchas marcas buscan la forma de contactar y colaborar con influencers. Esto debido a que cuentan con una comunidad establecida, con la cual pueden compartir su experiencia y motivarlos a que usen algún producto o servicio. Sin embargo, esto también implica el riesgo de la publicidad engañosa, una práctica que puede sonar inofensiva, pero que tiene consecuencias muy graves.
Según una investigación hecha en España, de un total de 750 publicaciones sobre productos en redes sociales el 75,4% cuentan con enlaces hacia el perfil de una marca. Por lo que se generó un promedio de 1,7 marcas etiquetadas por cada publicación. Esto solo demuestra la importancia que las empresas le dan al marketing de influencers. Esta investigación además añade que tan solo en el 6,5% de los casos analizados el influencer comunica que se trata de publicidad.
En Latinoamérica ocurre en reiteradas ocasiones que la realidad del producto se aleja bastante de lo mostrado en redes sociales. Tal es el caso de la influencer Elizabeth Loaiza, una modelo que cuenta con 2,1 millones de seguidores en Instagram, Elizabeth se encargó de promocionar pruebas rápidas de covid-19 que no se encontraban autorizadas.
Esto provocó que actúe la Superintendencia de Industria y Comercio, la cual a pesar de afirmar que la modelo no es la creadora ni fabricante de estas pruebas, al publicitarlas en sus redes sociales automáticamente se convierte en proveedora. Esta acción le costó una gran multa de alrededor de 137 millones de pesos colombianos, lo cual se traduce en 37 mil dólares.
Fuente: Merca2.0