Polipapel
Polipapel

El sonido de las cajas registradoras, las personas entrando y saliendo buscando un objeto en específico ya sea para decorar, envolver o escribir. Esto es lo que se percibe día a día en la tienda de papelería Polipapel del Policentro, creada por la estadounidense Audelia High, en 1979.

Audelia High, creadora de Polipapel
Audelia High, creadora de Polipapel

High asegura que creó su emprendimiento por casualidad, sin saber en lo que se estaba metiendo. “Cuando estaban construyendo el Centro Comercial Policentro -ubicado en la ciudadela la Kennedy- vi la oportunidad de comprar un local, así que el mismo día que pregunté por el precio lo compré”, recuerda.

Pero antes de crear una de las papelerías más reconocidas de Guayaquil, y que actualmente se encuentra en siete Centros Comercial de la ciudad, ella era directora de un colegio, que dejó por problemas personales a cargo de otra persona, y como no quiso quedarse inactiva decidió buscar otra fuente de ingresos.

Recuerda que tuvo que pedir prestado 1 millón de sucres para comprar el primer local -que está a la entrada de la Av. De los Cristales, pero después se cambio a uno más grande en esa misma Av-, sin saber qué vendería. “Entre las opciones que daban para poner un negocio estaban: vender ropa, electrodomésticos, una casa de cambio, productos para el hogar y papelería, y lo que más gusto fue este último”, cuenta High, que no tenía conocimiento alguno sobre la administración de un negocio.

“Para poder llenarlo fui a Juan Marcet y hablé con el fundador de esa papelería y me dio una línea de crédito y consejos sobre cómo proveerme de un gran surtido de productos, y como no sabía nada sobre administración de empresas, fui donde Juan Paulson -dueño de una tienda de ropa para hombre que lleva su apellido- para que me enseñara algo de contabilidad, y junto a dos empleadas inicié lo que es hoy en día Polipapel”, cuenta esta estadounidense.

Polipapel
Polipapel (imagen: Polipapel.com)

A pesar de solo  haber recibido 15 minutos de clase por Paulson, asegura que todo su conocimiento sobre administración de empresa fue  netamente empírico, porque “le tocó” aprender en el camino. “Los primeros ocho años no tuve escritorio, porque no había espacio, tampoco contaba con una calculadora”, confiesa.

En los primeros seis meses aprendió que la lealtad del cliente es lo que más importa, ya que se puede tener el mejor producto al mejor precio, pero si el cliente no se siente cómodo con la atención que se le brinda, no va a regresar.

High cuenta que tener su propio negocio no es fácil, ya que ha tenido que enfrentar devaluaciones, revaluaciones, cierres de bancos, cierres de importadoras, pero que a pesar de todo eso ha logrado establecer una marca para que el cliente sea fiel a esta durante 33 años.

Tienda Polipapel ubicada en el Policentro
Tienda Polipapel ubicada en el Policentro (imagen: polipapel.com)

Recuerda también que uno de los momentos más difíciles que atravesó Polipapel fue el feriado bancario de 1999. “Cuando escuché las noticias a las 5 de la mañana, salí a recorrer todos los locales a las 6, para sacar todo el efectivo que se encontraban en las cajas. Me reuní con los empleados y les enseñé el dinero que tenía y les dije: Este es todo el efectivo con el que cuenta su familia y la mía. Ese dinero que teníamos nos duró para comer y transportarnos por 15 días, en los cuales no se  podía sacar dinero”.

Esta emprendedora considera que el auge de la Internet y el comercio online no ha afectado sus ventas, pero como buena empresaria sabe que siempre tiene que estar a la vanguardia de nuevos productos. “Durante años vendimos grandes cantidades de tarjetas de felicitaciones, actualmente se vende muy poco porque las personas han optado por fabricarlas en sus casas, lo mismo pasaba con las invitaciones. Pero a cambio de esto vendemos en mayor cantidad tintas para impresora”, cuenta High

Confiesa que para ella ha sido una gran satisfacción haber creado a tres generaciones de clientes, ya que eso le permite a la marca tener un valor y ser reconocidas por grandes y chicos.  También asegura que le ha enseñado a pensar desde el punto de vista de otras personas y saber cuáles son sus necesidades para colocarlas en sus tiendas.

 

Artículo anteriorAmérica Latina tiene un retraso en innovación
Artículo siguienteTres recomendaciones para afrontar una crisis