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Alegría Barrezueta, Directora General de Fasinarm.

 Alegría Barrezueta es licenciada en Filosofía, cuenta con un diplomado en Pedagogía Innovadora y lleva más de 30 años trabajando en Fasinarm (Fundación Ecuatoriana de Asistencia  Sicopedagógica), ONG que ya tiene  alrededor de 46 años en Guayaquil sirviendo a niños con discapacidad intelectual, auditiva y multi déficit. Ella asegura que como parte de la labor social de la institución, han tenido que volcarse a establecer negocios de autogestión, es decir a los denominados emprendimientos sociales, tema sobre el que nos habla a continuación.

¿Puede un emprendimiento social competir con uno económico en aspectos de sostenibilidad? 

Por supuesto. Por ejemplo, nuestras tarjetas (Fascinarm vende tarjetas navideñas hechas por sus estudiantes) se comercian en el mercado  nacional igual que las de otra organización social, como puede ser la misma UNICEF que es internacional o inclusive con organizaciones de similares funciones.

Nosotros seguimos teniendo un mercado bastante amplio que apoya nuestro sostenimiento.  Las ventas de servicios técnicos y autogestión representaron el 62% del presupuesto de la organización. Entendiéndose por servicios técnicos, los convenios  con diferentes organismos o ministerios que nos permiten ofrecer como ahora un programa vespertino para niños con discapacidad intelectual pagados completamente por el Ministerio.

Mientras que la venta de los productos de autogestión representó el 29% de los ingresos. El expendio de agendas está dentro de este rubro, tienen una ganancia porque está financiada por publicidades. Pero el producto de esto no va a los bolsillos de cuatro socios, sino que es destinado a Fasinarm para que se cumpla con sus fines.

 

¿Cuál es el método para iniciar este financiamiento?

En nuestro caso, desde hace 35 años ya existían las tarjetas, luego se hizo en una unidad de comercialización, inclusive hemos ganado premios internacionales como emprendimientos sociales por Ashoka, organismo internacional sin fines de lucro.

Nuestro libro de cocina también tuvo diferentes reconocimientos porque tenía un objetivo social, era transformador, además de ser un modelo de negocio sostenible y siempre en función de la rehabilitación y la integración de las personas con discapacidad.

 

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Alegría Barrezueta, Directora General de Fasinarm.

¿Qué es lo que se debe tener presente para diseñar un emprendimiento social?

Pues nunca perder el sentido del objetivo social y siempre saber a quién va dirigido, por ejemplo cuando tú ves un libro de cocina nuestro, te encuentras entre las imágenes a una alumna de aquí que se graduó de chef, entonces cumple con su objetivo al momento que mostramos de lo que es capaz una persona con discapacidad, además de mencionar un producto de calidad muy bien presentado.

 

¿Cuál es el mayor riesgo que se corre al emprender socialmente, siendo novatos, en qué fallas podríamos incurrir?

Puedo citar a un técnico en proyectos sociales, que en alguna charla nos dijo: “El hecho que seamos sin ánimo de lucro, no significa que seamos con ánimo de pérdida”, entonces, para hacer un emprendimiento social tienen que cubrirse todos los aspectos como si fueses a realizar un emprendimiento económico, es decir, no puedes iniciar por iniciar, porque debes analizar tu nicho, ver qué es lo innovador, qué se necesita en el mercado; porque es un mundo de competencias.

Muchas veces compran las tarjetas porque son muy bonitas, pero otras también lo hacen porque son de Fasinarm. Por ende, también tienes que tener una imagen atrás. Entonces si hay que cuidar que el emprendimiento no se vaya de las manos o no se quede sin norte económico aunque no sea a beneficio de uno, sino a beneficio de la organización.

 

¿Qué tipo de rentabilidad se puede obtener de un emprendimiento social?

Depende, porque muchas veces la rentabilidad no es necesariamente económica, pero siempre debes ponerte un parámetro en el cual cumplas los objetivos y tengas una holgura en esos plazos. Para no decir, por ejemplo, voy a vender 10.000 tarjetas y voy a incluir a 10 personas, a lo mejor eso no lo puedes cumplir. La persona que hace un emprendimiento tiene que tener un norte, ni tan ambicioso que te quemes, ni tampoco salirte de la misión, lo que es una cuestión muy importante. Muchas veces en las organizaciones sociales hemos visto que nuestro núcleo es atender a las personas con discapacidad, pero por acá hay mucha plata y es para las personas de la calle, entonces nos acomodamos y decimos que vamos a atender a las personas con discapacidad que se encuentran en la calle.

 

Un emprendimiento social solo puede desarrollarse dentro de una ONG?

No necesariamente, mira por ejemplo el caso de Muhammad Yunus, que es uno de los emprendedores sociales más famosos por lo que fue premio Nobel de la Paz, a través del banco Grameent, que dio millones de dólares por concepto de microcréditos y transformó todo un pueblo; y esto no fue a través de una fundación. Es decir, se hacen emprendimientos sociales en otros sentidos, pero casi siempre es a través de una fundación o de una ONG.

 

Si se puede desarrollar un emprendimiento social fuera de una ONG entonces… ¿Cómo proyecta su evolución un emprendimiento social?

Como cualquier empresa, a lo mejor la rentabilidad más que en lo económico está en el desarrollo, por ejemplo de las madres pobres del suburbio oeste. Es así que Hogar de Cristo tiene una trayectoria muy buena en hacer los préstamos   a microempresarios. Hay una serie de organizaciones inclusive los bancos del barrio, que son pequeños emprendimientos que buscan el bienestar social y se convierten a su vez en negocios.

 

¿Entonces, como conclusión, qué un emprendimiento social?

Un emprendimiento social es un negocio social, una empresa social, que se forma desde sus inicios  con objetivos de alto contenido social, con una innovación transformadora y con capacidad sostenible, además de guardar todos los principios vinculados al ecosistema, porque ese punto es necesario en la actualidad.

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