Ahora que posee un local de 1.100 metros cuadrados, repartidos en cuatro niveles, Nelson Oñate mira en perspectiva su emprendimiento y, sin sonrojarse, lo considera un éxito. A sus 60 años, este emprendedor ha logrado llevar a su marca, Nelson Market, de ser una pequeña tiendita en una calle de Samborondón que ya ni siquiera existe, debido a la ampliación del Puente de la Unidad Nacional, hasta convertirla en uno de los comercios más reconocidos de Entreríos.
Inaugurado hace poco más de un mes (el 5 de octubre), el nuevo local de Nelson, ubicado en el kilómetro 5 de la Vía a Samborondón, representa la expansión de un negocio que empezó hace 30 años, primero en como una pequeña tienda de 60 metros cuadrados y luego como el primer minimarket de Entreríos, en un local que aún se mantiene operativo. “Cuando comenzamos le vendíamos a los guardias que cuidaban las construcciones”, recuerda Nelson.
Por aquellas épocas, cuando La Puntilla se erigía como un polo de desarrollo, pero no alcanzaba todavía su máxima expresión, Nelson se hizo fuerte gracias a su servicio a domicilio. “Atendíamos a todo Samborondón”, explica el emprendedor, quien por aquellos días no tenía mayor competencia, lo que permitió a su marca florecer sin dificultades.
Sin embargo, desde que la zona donde atiende pasó a poblarse masivamente, grandes competidores como El Rosado (con Mi Comisariato) y La Favorita (con Supermaxi) le lanzaron un desafío que Nelson enfrentó con atención al cliente. “La gente nos busca por la buena atención que tenemos”, refiere y agrega que “todos los empleados (tiene unos 40) siguen la línea de su jefe”. Esta filosofía, explica Nelson, los ha llevado a tratar por igual de bien a cualquier comprador que ingrese en sus tiendas.
Sin intimidarse por los pesos pesados, confiando además en que “el mercado da para todos”, Nelson se arriesgó con el nuevo local de la Vía a Samborondón, que ahora es el buque insignia de su emprendimiento. El proyecto fue financiado por un préstamo bancario que asciende a 1,5 millones de dólares, que esperan ser recuperados gracias a la ubicación estratégica del mismo, en un punto neurálgico, entre La Puntilla y las ciudadelas más alejadas.
Además, revela Nelson, este nuevo espacio no solo funcionará como una gran tienda de abarrotes, sino que están analizando qué ubicar en los niveles superiores: una papelería y un restaurante, aún no saben si propio o franquiciado, son las opciones que manejan. Confían, él y su familia, muy involucrada en el negocio, en que atinarán otra vez.