Por primera vez, grupos privados le toman la delantera a los gobiernos en la conquista del espacio, la conquista del espacio ha sido a lo largo de las últimas seis décadas, uno de los elementos de desarrollo tecnológico más importante para la sociedad.
La exploración espacial ya no es una carrera geopolítica entre bloques que enviaban astronautas para clavar su bandera más allá de la Tierra.
Un desafío entre capitalismo y comunismo, dos modelos capitaneados por Estados Unidos y la URSS, que terminó resolviéndose en favor del primero con la disolución del segundo.
Ahora, los players que participan en la exploración espacial han cambiado.
Los Estados han cedido protagonismo al sector privado, que ha visto en la exploración espacial múltiples oportunidades de negocio, que van desde el transporte de pasajeros en misiones comerciales hasta la extracción de recursos naturales en otros planetas.
Y es que la ciencia sigue siendo una motivación importante, sobre todo en las iniciativas públicas, pero la explotación económica se ha convertido en un factor importante en los proyectos de las empresas privadas, que ya representan el 80% de la industria espacial global.
Blue Origin, SpaceX y Virgin Galactic, una disputa multimillonaria
La mejor muestra de su importancia son los nombres propios que están detrás de algunas compañías líderes. Jeff Bezos es Fundador de Blue Origin, empresa de transporte aeroespacial a la que dedicará parte de sus esfuerzos tras ceder su cargo de CEO en Amazon.
Elon Musk es el Fundador de SpaceX, especializada en cohetes reutilizables; y Richard Branson fundó dentro de Virgin en 2004 una empresa llamada Virgin Galactic, pionera a la hora de plantear el turismo espacial como alternativa.
“Nunca he tenido más energía y no se trata de jubilarme”, dijo Jeff Bezos tras anunciar en febrero que daba un paso al lado en Amazon para dedicarse a otros proyectos.
Una nueva vida que tiene en el centro a Blue Origin, compañía que fundó en el año 2000 para colmar una aspiración juvenil.
Y es que el Bezos de 18 años soñaba con construir hoteles, parques de atracciones y residencias en el espacio exterior donde, según sus previsiones, vivirían hasta 3 millones de personas.
sta civilización imaginada por Bezos está aún lejos de convertirse en realidad, pero Blue Origin trabaja para ello. El propósito declarado por la compañía es el siguiente:
“Estamos enfocados en desarrollar infraestructuras para vuelos espaciales tripulados. Pero queremos hacerlo con productos reutilizables que reduzcan los costes de acceso. Estamos construyendo un camino para que, a su vez, nuestros hijos puedan construir su futuro”.
Y para para conseguir esta misión, la compañía cree que el ritmo debe ser “lento, porque lento es suave, y suave es rápido. No estamos en una carrera, esto es un propósito humano”.
Falcon Heavy
El lanzamiento del Falcon Heavy marca un hito en la carrera espacial por muchos motivos.
El principal es que se trata del primer cohete de estas dimensiones que es enviado al espacio por una compañía privada y no por una agencia espacial gubernamental.
Y es que Blue Origin y SpaceX son semejantes en el propósito de realizar vuelos tripulados con cohetes reutilizables, pero su desarrollo ha sido diferente.
Mientras que Blue Origin ha sido una idea en la que Bezos ha invertido parte del capital que ha generado con el éxito de Amazon, SpaceX ha sido durante años la cuenta positiva de Elon Musk mientras Tesla no dejaba de encajar trimestres negativos.
El empresario sudafricano fundó SpaceX tras la venta de PayPal a eBay en 2002 por 1.500 millones de dólares.
La empresa de Elon Musk ha invertido más de 500 millones de dólares en el programa Falcon y, como confesó el propio directivo, éste ha estado a punto de cancelarse en tres ocasiones.
Fuente: reasonwhy