El horno está encendido. La temperatura está a punto de ser la ideal. Isabela Carmigniani da los últimos movimientos a los ingredientes en la cacerola. Una vez puestos en el horno, el aroma abriga el hogar. En cuestión de 20 minutos los cupcakes (pastelitos) estarán listos.
Carmigniani es Comunicadora Social y es propietaria de Munamii Cupcakes; un emprendimiento que desde hace tres años expende pastelitos de diferentes sabores en Guayaquil y otras ciudades del país. Para ella, el éxito de su idea radica en la especialización de un solo producto, lo que le permite crear sensaciones que cautiva a más de uno de sus clientes.
Munamii, que significa “el deseo de comer”, surgió por la necesidad de crear un negocio que pueda ser administrado desde la comodidad del hogar. Al sentirse atraída por la pastelería y el marketing desde pequeña, Carmigniani se dispuso a fusionar sus conocimientos para darle forma y vida a la empresa que ahora administra.
Para ella, un emprendimiento -aun cuando ya está realizado- siempre es una idea en bruto que necesita pulirse todos los días. “Siempre descubres cosas diferentes en otros países que puede ser novedoso y aplicable en tu negocio”, agregó. Aunque reconoce que tiene competencia, aseguró que su receta es diferente y que el relleno de sus pastelitos siempre hará que sus clientes vuelvan.
Munamii presenta a sus consumidores la oportunidad de vivir dos experiencias con estos pastelitos. La primera es ‘personalizado’, en el que el cliente los puede decorar y prepararlos para ser obsequiados o para hacerlos parte de la mesa de dulces de alguna reunión social. La segunda, ‘de sabores’, en la que el cliente podrá escoger entre la gama de degustaciones que esta empresa ofrece. Todos pueden ser llevados en cajas de entre dos y doce y el precio oscila entre 2,50 y 3,00 dólares.
Para esta emprendedora, los retos vienen de la mano a pulir la idea, pero que lo que verdaderamente importa es la satisfacción del cliente. Aunque esta empresa es conocida en redes sociales, en este 2015 está concretando la creación de su página digital, en la que los clientes podrán hacer pedidos a domicilio, recorrer la galería imágenes de sus cupcakes y hasta relacionarse con el producto a través de un blog.
Carmigniani descarta la idea de establecer el primer punto de venta porque le quitaría el concepto casero con el que estos pastelitos son preparados. Sin embargo, trabaja todos los días para que quienes se encuentren con Munamii alguna vez sientan que “los cupcakes son hechos para compartir”.
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