Las microfinanzas son la prestación de servicios financieros a personas de bajos ingresos. Los clientes de microfinanzas buscan financiación no sólo para sus negocios, sino también para cubrir emergencias, mejorar sus viviendas, consumir y cumplir con obligaciones sociales. Además, las microfinanzas incluyen servicios como ahorros y transferencias.

En Ecuador, las microfinanzas se encuentran en una etapa crítica. A noviembre de 2024, los microcréditos en las cooperativas más grandes tenían una de las tasas de morosidad más altas (12,1%). Esta cifra sólo es superada por los créditos productivos (15,6%) y es significativamente superior a los créditos de consumo (7,2%) y a los inmobiliarios (4,7%). En la banca privada, la delincuencia en materia de microcréditos alcanzó el 7,3%, lo que la convierte en la más alta entre todos los segmentos de préstamos.

El aumento de los impagos se ha agravado desde enero de 2024, cuando la crisis de inseguridad hizo inviables muchas operaciones antes consideradas seguras. Las instituciones financieras se han visto obligadas a ajustar sus disposiciones para reflejar adecuadamente los riesgos asociados con las áreas geográficas afectadas por la violencia y las “vacunas”. Al mismo tiempo, la debilidad económica exacerbó el problema. En 2024, el desempeño económico fue pobre; La política fiscal basada en aumentos de impuestos desaceleró el impulso económico y las ventas internas apenas aumentaron un 0,2% interanual hasta octubre.

Además, una nueva ola migratoria dificultó el cobro de las deudas de quienes abandonaron el país. Este fenómeno, sumado al sobreendeudamiento y al deterioro de la cultura de pagos, ha agravado la situación.

Un factor importante que obstaculiza el crecimiento del sector es el sistema inflexible de límites máximos a las tasas de interés para las instituciones financieras. Esto expulsa del sistema financiero a los clientes con transacciones más riesgosas o altos costos operativos. Estos clientes, que en su mayoría pertenecen a los segmentos C y D (economía nacional y solidaria), ven por tanto opciones limitadas de microfinanzas.

Limitar las tasas de interés también limita la capacidad del sistema financiero para cubrir los costos operativos del microcrédito. Esto obliga a las instituciones financieras a centrarse en áreas urbanas y periurbanas donde los costos operativos son más bajos y a aumentar los montos mínimos de los préstamos, excluyendo a los sectores de bajos ingresos.

Los bancos públicos no pudieron llenar este vacío. Si bien ofrece tasas de interés más bajas y subsidiadas, su capacidad operativa es limitada y no ha implementado métodos de microcrédito que sean eficientes y sostenibles para los segmentos de bajos ingresos.

El sector de las microfinanzas se beneficiaría de una política más flexible que permita a las instituciones cubrir los costos operativos del método de microcrédito y atender de manera sostenible a los segmentos más vulnerables.

Un enfoque integral y menos restrictivo podría garantizar que las microfinanzas cumplan su promesa de ser una herramienta importante para el desarrollo y la inclusión financiera en Ecuador. (I)



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