En una de sus reflexiones sobre el emprendimiento e Internet, Amalio Rey, responsable de proyectos y uno de los fundadores de la empresa española EmoTools, definió ocho problemas comunes con los que se encuentran los emprendedores tecnológicos. Este autor sostiene que el 80% de los dolores de cabeza de los emprendedores se deben a menos del 20% de las causas: los fallos se repiten una y otra vez, por lo que sugiere evitar las situaciones detalladas a continuación…
Complejo de artista.
Mito: Los emprendimientos tecnológicos de éxito se basan en la creación de productos y servicios originales, totalmente nuevos.
Realidad: Muchas empresas de éxito llegan a serlo por hacer mejor lo que otros ya hacían.
Entusiasmo tecnológico.
Mito: Los clientes prefieren los productos y servicios más avanzados e innovadores en tecnología.
Realidad: Los clientes buscan productos o servicios que les den una buena experiencia y los dejen satisfechos. A veces ni notan la innovación.
Personas vs ideas.
Mito: La empresa tecnológica no debe crearse hasta que la idea de negocio no esté completamente desarrollada y contrastada en el mercado.
Realidad: El equipo promotor es más importante que la idea, ya que un buen equipo podrá solucionar inconvenientes inesperados.
Perfeccionismo vs vocación.
Mito: El nuevo producto no debe salir de la incubadora hasta que esté perfecto.
Realidad: Las oportunidades no se desperdician, son más importantes que la perfección.
Creatividad sin foco
Mito: El negocio irá mejor mientras más amplio sea el mercado objetivo.
Realidad: Las empresas que pretenden satisfacer a todos, no satisfacen a nadie.
Comunicación, rigorismo y exhaustividad del mensaje
Mito: Mientras más ventajas ofrezca mi producto o servicio, más atractivo será.
Realidad: Los clientes aman la simpleza, no son capaces de manejar más de tres atributos o ventajas en su decisión de compra.
Tecnocéntricos
Mito: En el negocio de la tecnología, el desarrollo de la idea representa el 90% del valor total del producto.
Realidad: El marketing se come el 90% de los costes.
Indolencia con la marca
Mito: Mientras tenga clientes, no importa que mi marca no se haga conocida, está bien que las compañías pidan anonimato.
Realidad: No es conveniente trabajar con “marcas blancas”. Si lo haces, cobra caro.