millonarios_que_hicieron_fortuna_inesperadamente

Cuando se trata de hacerse millonario de manera inesperada, no falta quien argumente que un elemento es crucial: La suerte, y bien si tú quieres hacer realidad ese sueño casi universal, podrías comprar un billete de lotería o aspirar a un «golpe de suerte». Sin embargo en cuanto a los negocios, los resultados obtenidos por los empresarios de los que te hablamos a continuación no necesariamente se explican por pura suerte.

1. Alex Tew y la página del millón de dólares

Hace poco más de 10 años, un estudiante inglés de 21 años que buscaba financiamiento para sus estudios universitarios en gerencia, creó «The Million Dollar Homepage«, una página que ofrecía píxeles -puntos en la imagen- en venta.

Alex Tew

La idea era interesar a compañías interesadas en colocar publicidad, a cuyos sitios se podía acceder haciendo clic en los puntos adquiridos. El costo era $1 por píxel y la compra mínima era un paquete de 100.

La página alcanzó popularidad casi instantáneamente. Cuatro meses y medio después de su lanzamiento, Tew subastó los últimos píxeles en eBay.

El sitio sigue existiendo.  Algo que puede verificarse si se accede a la página actualmente.

Mientras tanto, Tew creó un sitio web y una app sobre relajación y mejoramiento personal bajo el nombre de «Calm», sobre lo cual tuitea con regularidad.

2. Chris Clark, el que primero pensó en una web sobre pizza

En 2008, el dueño de una compañía de software llegó a los titulares de la prensa por la increíble suma que obtuvo de la venta de un sitio web.

Chris Clark pagó $20 por el dominio pizza.com en 1994, cuando Internet estaba en pañales. Catorce años después decidió subastarlo. Y para su propia sorpresa obtuvo la suma de $2,6 millones.

Pizza

«Cuando vimos la oferta final, iba más allá de cualquier expectativa», le dijo a un periódico local de Baltimore, EE.UU.

Lo único que lamenta: No haber comprado más dominios en los años 90.

Actualmente el sitio reúne vínculos para ordenar pizza, algunas entradas de blog y poco más… No parece reflejar el precio que una vez se pagó por él.

3. Ken Ahroni y los huesitos de pavo de la suerte

Ken Ahroni tenía un historial de inventos en productos tecnológicos cuando logró su incursión en el club de los millonarios.

Ken Ahroni

Pero fue una escena familiar -una cena de Acción de Gracias en 1999- lo que le dio la idea que haría su fortuna.

¿Conoces el hueso de la suerte del pollo o del pavo? ¿Ese en forma de «V» que dos personas toman, una por cada punta, para pedir un deseo antes de partirlo? Se trata de una tradición muy arraigada en Acción de Gracias en EE.UU.

Ahroni había visto lo frustrante que resultaba para muchos el hecho de que hay uno solo de esos huesos de la suerte en todo el ave, lo que significa que sólo dos de los comensales pueden participar de la tradición.

«¿Por qué (…) cuando hay una abundancia de comida, solo hay un huesito solitario?», dice en su página web.

Así nació Lucky Break Wishbone Corp., dedicada a crear versiones de plástico que pueden distribuirse a todos.

Aunque la compañía no tardó en alcanzar el millón de dólares, pronto se vio envuelta en una serie de demandas legales por derecho de autor. En 2010 un tribunal estadounidense le otorgó $1,7 millones en daños en un caso contra una famosa tienda por departamentos.

Aunque da la impresión de no haber sido actualizada hace años, la página sigue activa.

4. Gary Dahl y la «mascota perfecta»

Gary Dahl era un ejecutivo del mundo de la publicidad de California cuando tuvo la lucrativa idea de convertir una conversación con unos amigos en los años 70 en un negocio.

Gary Dahl

La conversación versaba sobre lo difícil que es tener la mascota perfecta. Dahl dijo bromeando que él la tenía: Era una piedra.

No pasó mucho tiempo antes de que Dahl estuviera vendiendo, con gran éxito, piedras como mascota, con una caja y un libro de instrucciones incluidos. Los «pet rock» fueron furor entre 1975 y 1976, con más de 1.5 millones vendidos a razón de casi $4 cada uno.

Pero pasada la moda, prácticamente se desvanecieron.

Según declaraciones aparecidas en el Milwaukee Journal en 1988, el fenómeno tuvo una cara oscura: «A veces miro hacia atrás y me pregunto si mi vida hubiera sido mucho más simple si no lo hubiera hecho», le dijo Dahl al periódico.

El publicista se había estado escondiendo por 13 años, evitando a los «locos» que lo perseguían para amenazarlo y demandarlo.

Hoy hay una página con el nombre de «petrock«, que no especifica a quién pertenece, y que ofrece en venta la «única mascota que no se te va a escapar».

Dahl, por su parte, murió en 2015 a los 78 años.

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