¿El mejor consejo de negocios?

Aunque luego los sigas o no, pedir consejos es natural en el mundo de los negocios. Todos, incluso los más grandes empresarios del mundo, han pedido consejo alguna vez en sus vidas. ¿Pero, cuál es el mejor que han recibido? La revista Fortune tiene una sección específica dedicada a esa pregunta y, preparándonos para el feriado de Semana Santa, quisimos hacer una selección de las mejores respuestas. O de los mejores que responden. El objetivo es que después de leer lo que dicen magnates como Warren Buffett, Howard Schultz, y Eric Schmidt se lo contesten para ustedes mismos (y hasta quizás se animen a comentarlo abajo): ¿Cuál es el mejor consejo de negocios que te han dado?

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  Warren Buffett. El legendario inversor confiesa que el mejor consejo que le han dado, de hecho, fue un mal consejo. Cuando comenzó a interesarse por vender acciones, a sus 21 años, en 1951, sus dos mentores (su padre y un profesor) le dijeron: “Lo harás bien, pero no es un buen momento para comenzar”. Buffett destaca esa frase porque, revela, “pudieron decirme que era demasiado inmaduro, que no solo me veía muy joven, sino que actuaba así, pero me dijeron lo otro… No les hice caso, comencé en lo que quería hacer”. Y años después, se convirtió en uno de los hombres más ricos del mundo.

• Howard Schultz. El fundador de Starbucks considera que el mejor consejo que ha recibido se lo dio el antes mencionado Warren Buffett. “Me dijo que tenía que invertir por delante de la curva de crecimiento y pensar más allá del status quo en términos de la base de conocimientos, la experiencia y la calidad de la gente que me rodea”. Además, agrega Schultz, Buffet le explicó que el arte de convertirse en un gran líder está en desarrollar la habilidad de dejar el ego en la puerta y reconocer las habilidades y características que no se poseen, pero que son necesarias para construir una organización de clase mundial.
• Eric Schmidt. El ex CEO de Google explica que el mejor consejo que le han dado es conseguir un coach. “Inicialmente rechacé la idea, porque después de todo, yo era un CEO, era bastante bueno en lo que hacía y tenía mucha experiencia. ¿Para qué iba yo a necesitar un coach? Mi argumento era decir: cómo podría un coach aconsejarme si soy el mejor del mundo en lo que hago”, explica Schmidt, quien luego se dio cuenta de que un coach no es alguien que es mejor que tú, sino alguien que mira desde fuera tus problemas y te ayuda a dar lo mejor de ti mismo.