“A todo el mundo le gusta el arroz con juguito”, asegura Paulina Castro, fundadora de un emprendimiento que tomó esta idea como
punto de partida: la cadena de comida típica rápida Chop Chops del Anderson, donde la mayoría de platos ofrecen ese tan tradicional “arroz con jugo” acompañado de lomo o pollo, menestra o puré y salsas gourmet.
Fue en 2008 cuando Paulina, de 36 años, y su esposo -Hernán Andrade, de 42- , inauguraron el primer local de su emprendimiento gastronómico, que también nació, según cuenta, de un gusto que casi todos tuvimos cuando niños: revolver la comida y cortarla en pedacitos.
“Chop Chops es un plato típico pero con un toque gourmet”, así lo define Paulina, creadora de cada uno de los platos que se sirven en trocitos en los nueve locales que tienen situados en diferentes centros comerciales del país: siete en Guayaquil, uno en Quito y otro en Riobamba.
El nombre de este restaurante (donde también se ofrece ensaladas y sánduches), cuenta Paulina, significa en inglés cortado y rápido y ese es precisamente el factor diferenciador de Chop Chops. “Como servimos todo cortadito y en platos de vidrio, ya uno no tiene la molestia de andar cortando el lomo o el pollo con cuchillos de plástico que por lo general se quiebran o de que al plato desechable se le haga un hueco”, comenta esta empresaria que tiene un masterado en Administración de Empresas.
El primer local de Chop Chops se abrió en Riocentro Sur porque fue allí donde hubo disponibilidad de espacio inmediata. Con $ 60.000 de inversión, Paulina y su esposo montaron la primera sede de su restaurante y, pese a no haber recuperado lo invertido en el primer año de funcionamiento, se decidieron a ampliar su cadena porque creían firmemente en su idea.
Paulina afirma que entrar a funcionar en un patio de comidas no es fácil y mucho menos cuando la competencia la conforman marcas conocidas y consolidadas. Luego de un año de tener abierto el primer local y de estar por algún tiempo en lista de espera, recibieron, al mismo tiempo, la propuesta de entrar en Riocentro Ceibos y Mall del Sol y, como cuenta está emprendedora, “nos decidimos a entrar de lleno al negocio”.
Fue así como Paulina renunció a su anterior trabajo y se dedicó a dirigir a tiempo completo la empresa. La empresaria cree que el éxito de su negocio se lo debe a que en los cuatro años que llevan funcionando nunca ha bajado la calidad de su producto y para tener un mayor control del mismo, este año, abrieron un centro de acopio donde reciben y verifican la calidad de todos sus alimentos, porque como asegura Paulina “no ando buscando el ahorro en los ingredientes, más bien todo lo contrario, quiero proveedores de renombre que ofrezcan productos de buena calidad”.
Además de la calidad, Paulina cuida de cerca el trato que sus cerca de 70 empleados brindan a los clientes, inculcándoles que siempre tengan una sonrisa en los labios y que nunca falte un “gracias” o un “buen provecho” a la hora de despachar un chop chop. Procura también escuchar los comentarios y sugerencias de sus consumidores porque de ellos también aprende; tener una oficina en cada uno de sus locales favorece aún más la retroalimentación recibida por parte del público y la supervisión de hasta el mínimo detalle en la presentación de los platos.
Esta emprendedora sostiene que el negocio de la comida es sacrificado sobre todo en patios de comida porque no hay ni un día de descanso. También comenta que se debe ser muy eficiente en la producción y minimizar los desperdicios porque es ahí donde se pierde el dinero. Finalmente recomienda a los nuevos emprendedores no ver un negocio propio como un hobbie, «si realmente se quiere sacar un emprendimiento adelante hay que meterse de lleno en él», concluye.
