Generalmente, la universidad es el paso que damos después de terminar el colegio, aunque puede ser un poco chocante salir de las aulas secundarias. Lo mismo pasa cuando decides dejar tu trabajo para iniciar tu propio emprendimiento, puede que al principio no sea lo que esperabas. Para que no te coja de sorpresa, Adam Toren, escritor sobre libros de emprendimiento, nos dice cuáles son las lecciones que no nos enseñan en el colegio sobre emprender:
– La asistencia es siempre obligatoria
Puede que hayas faltado a muchas clases, inclusive las hayas abandonado a mitad del ciclo, pero no es permitido cuando emprendes un negocio, ya que no solo estás poniendo en riesgo tu dinero, sino también tu tiempo, que muchas veces es más valiosos que cualquier bien material.
– La programación no está escrita en piedra
Más de una vez, una de tus clases se canceló y decidiste ir a tu casa o perder tiempo con tus amigos. Pero un emprendedor no se puede dar el lujo de perder un segundo de su tiempo, más aún si combina su trabajo con los estudios. Como empresario tienes el éxito de tu compañía en tus manos.
– El tiempo libre no es gratis
Así como no existe almuerzo gratis, no puede existir “tiempo libre” en el mundo de un emprendedor. Durante la universidad puede que hayas tenido pausas entre clases o vacaciones, pero la realidad de un empresario es diferente, tiene que sacrificar su tiempo libre en buscar nuevas formas de mejorar sus productos o servicio.
– Ser multifacético es importante, pero el enfoque es la clave
En la universidad los estudiantes se ven obligados a equilibrar entre cinco y cincuenta temas completamente diferentes durante cada semestre. Y una vez que seas dueño de tu propio emprendimiento te enfrentarás a una gran cantidad de problemas que tienes que afrontar, sea cual sea su índole. Pero en vez de repartir el tiempo por igual tendrás que priorizar y mantenerte enfocado en el objetivo general.
– Estás por tu cuenta
Mientras que la universidad proporciona un plan de estudios, no hay hoja de ruta tallada en piedra para asegurar el éxito de un emprendimiento. Hay que preparar una hoja propia que se adapte a las necesidades de su emprendimiento, lo que implica tomar riesgos que otros no harían.