El éxito deja huellas y las personas inteligentes aprenden a seguir las huellas de quienes han alcanzado el éxito, de esta manera reducen la curva del aprendizaje y avanzan hacia la realización de sus objetivos.
Identificar las huellas del éxito no es nada más una cuestión de autoestima ni mucho menos un acto de egolatría.
Es ir detrás de aquellos pasos que se dieron y nos ayudaron a construir una ventaja competitiva, que nos ganó la preferencia de los clientes, que fue la piedra constitutiva que nos generó utilidades.
Los negocios y el mundo empresarial tienen muchas similitudes con otros terrenos, comparte métodos con otras disciplinas.
La milicia nos da muchos ejemplos de cómo seguir las huellas del éxito y la utilidad que esto representa, la reflexión que se hace en torno al éxito es muy pertinente, no desde el regodeo, sino desde la objetividad que me permite justipreciar lo que se hizo con excelencia para repetirlo.
Una forma de sabiduría de gestión empresarial es identificar estas pistas:
- Las decisiones bien tomadas, las elecciones que fueron correctas, las oportunidades que se dejaron pasar, las que se aprovecharon, las fortalezas que nos sustentaron
- Por lo tanto, un verdadero estratega analizará exhaustivamente las características de su triunfo.
El éxito es como un árbol generoso que va dejando sus semillas por todos lados. Claro, no todos aprovechan el semillero, muchos lo desestiman y pocos son los convocados a apreciarlo y son menos aún los que pueden sacar provecho de ello.
Tips para tener éxito
Los profesores John Stanton y Richard George aconsejan adoptar ciertos lineamientos que nos puedan servir de directrices para no extraviar el camino:
- Detente, observa y escucha. Hay éxito en todas las arenas, cada segmento de mercado está lleno de triunfadores, de empresas que han sabido hacer bien las cosas de personas triunfadoras. Hay que ponerles atención.
- Tómate tu tiempo para aprender del éxito. El éxito es un gran maestro si lo sabemos escuchar. Nos deja lecciones. Si en el presente tenemos un proyecto ganador, es preciso dejarnos enseñar qué fue lo que funcionó. Si en este momento no lo tenemos, hay que revisar lo que sucedió en el pasado.
- Las ideas ajenas se pueden tomar prestadas, se pueden copiar y adaptar. No se trata de robarnos las ideas de otros ni de plagiar. Es más bien, analizar cuales son los puntos brillantes y asimilar. Es reinterpretar para poder implementar en nuestra circunstancia.
- Hay que tener la mente abierta y estar listos para el cambio. Una de las variables del fracaso es la resistencia al cambio. Todos la padecemos, todos la hemos experimentado. Lo importante es reconocerla y vencerla. Se escribe más fácil de lo que se puede ejecutar. No podemos desestimar la fuerza de la resistencia. Pero, la podemos enfrentarla y modificarla. Esto implica aprender a dar vuelta en u, cambiar de opinión siempre que esto me acerque a mis objetivos.
- Una maravillosa costumbre es escribir un diario en el que se hagan anotaciones diarias sobre las actividades y los resultados. Ambos, triunfos y derrotas sin adjetivos, de forma objetiva. Este tipo de bitácoras son una herencia que nos estamos labrando para el futuro y un recordatorio veraz de los hechos tal como son.
- No hay mejor punto para empezar a discutir lo que es el éxito que tratar de definirlo. El concepto puede ser tan diverso que lo que alguien considera como un tropezón, para otros es el fin. No importa, lo que es relevante es poderlo definir. No hay peor fracaso que haber cruzado la línea de meta y no darse cuenta.
- Entiende a quién le estás dirigiendo tu mensaje, producto o servicio. Eso dará claridad para ajustar las palancas del éxito y adaptarlas mejor para conseguir lo que estamos anhelando.
Fuente: Forbes México