Si te sientes cómodo en tu empresa pero tienes el bichito de emprender picándote en la nuca, no desesperes: no es necesario renunciar a tu trabajo para convertirte en un emprendedor. ¿Has escuchado hablar de los intraemprendedores? Este concepto, según el especialista español en modelos de negocios, Javier Megias, define a personas creativas, inquietas y curiosas que comparten muchas de las características con los emprendedores pero que además se sienten emocionalmente ligadas a su empresa y quieren cambiar las cosas.
Estos emprendedores internos “cambian las cosas” liderando proyectos innovadores, revolucionando estructuras lentas, según explica el empresario Alejandro Suárez, en su blog Hay un gurú en mi sopa. Este experto define tres retos que tienen las empresas frente a estos intraemprendedores: detectarlos antes de que renuncien muchas veces hostigados por la mediocridad de sus superiores, darles las herramientas necesarias para poner en marcha sus ideas y recompensarlos, teniendo un sistema de remuneraciones y premios que, además de satisfacerlos, genere nuevas vocaciones en otros empleados de la plantilla.
En la página de recursos empresariales de Microsoft, Alberto Losada Gamst, socio fundador de AvantIdeas, resume las ventajas para un empleado hacer las veces de emprendedor en su puesto de trabajo:
- Permite sentirse parte de la empresa a través de sus propuestas, aumentando su motivación.
- Permite canalizar las ganas de iniciar algo nuevo, liberando su creatividad.
- Reduce la sensación de que el horizonte laboral se limita al lugar físico de trabajo.
- Acerca la posibilidad real de conseguir ingresos extra y promociones, en función de los resultados de su proyecto.
- Ofrece nuevos desafíos, luchando así contra la rutina.
- Fomenta el trabajo en equipo, que siempre es enriquecedor.
- Amplía las miras y ambiciones de los profesionales, generando un ambiente más dinámico y competitivo.
El ya mencionado Javier Megias, por su parte, sugiere que todo empresario se haga –a fin de detectar a los intraemprendedores de su compañía– las siguientes preguntas:
- Cuando viene alguien a presentar una idea nueva ¿le escuchamos de verdad y analizamos seriamente la viabilidad de la idea o la desechamos sin análisis?
- Cuando alguien viene con una idea nueva ¿debe llenar extensos documentos y pasar por diversos escalafones antes de que alguien valore la idea?
- Cuando alguien se arriesga sin preguntar ¿es castigado por saltarse los canales establecidos, aunque tenga éxito?
- ¿Quién asciende en la empresa: los que gestionan más eficientemente los que crean cosas nuevas de forma ineficiente?