Ser un desastre en los exámenes ya no tiene que implicar una calamitosa carrera profesional, pues grandes empresas británicas anunciaron su intención de ir más allá de los resultados académicos en el trabajo para atraer a talentos más amplios. ¿Qué tal?
Una de estas empresas, según información de BBC Mundo, es la compañía de consultoría y contabilidad Grant Thornton, que tomó esta decisión hace dos años.
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Un caso real de la no importancia de los resultados académicos en el trabajo.
Nick Aldridge, de 23 años, era agente de policía hasta que se unió a Grant Thornton a finales de agosto para empezar a trabajar como aprendiz en el área de fiscalía.
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Nick consiguió el trabajo a pesar de que tenía casi todo en contra. El año pasado, los esquemas de formación de la empresa recibieron 10.000 solicitudes para 500 plazas, y a partir de ello, la empresa ha utilizado en su lugar una serie de exámenes online cronometrados y entrevistas para reducir la lista de solicitantes de cara a una entrevista final.
Nick a pesar de que se graduó de la secundaria con una nota de un 2:1 (el equivalente británico a un 8,5 en otros países), estas cualificaciones lo excluían de la mayor parte de empresas de contabilidad.
Para el proceso de contratación de personas con malas calificaciones, los aplicantes reciben puntos por sus logros personales y profesionales, por sus notas en los exámenes y también si los reclutadores creen que encajarían en la cultura de la empresa.
En total, cerca del 20% de los becarios de este año en Gran Bretaña son gente que la empresa nunca hubiera considerado según el sistema antiguo de contratación.
Otras empresas han seguido el ejemplo de Grant Thornton, pero según Robin Charter, secretario general de la Federación de Empresarios Internacionales, podrían ser muchas más.
«Europa continental está muy por detrás de Reino Unido en esto», dice Charter, que defiende que el expediente académico de alguien no refleja lo que puede aportar a una empresa.
«No es la mejor forma de encontrar el talento. Hay personas con orígenes sociales desfavorecidos, o que tuvieron problemas personales o de salud ya superados, y sin embargo tienen muchas más capacidades que otros con mayor nivel educativo», afirma Charter.
«Esto trata de contratar a los mejores. Históricamente, esto implicaba contratar a personas con un cierto perfil académico, pero algunos muy buenos empleados no encajan en este perfil. Queremos llegar a reservas de talento a las no habíamos llegado hasta ahora necesariamente».