El marketing en las empresas nos sigue sorprendiendo, los consumidores procesan la información que reciben a través de los sentidos sin ser realmente muy conscientes de lo que está ocurriendo y de que están recibiendo todos estos estímulos.

El poder del olfato es muy elevado y este ya se usaba antes sin relacionarlos con publicidad o estrategia de marketing.

Cuando repartían muestras de perfumes entre los consumidores que transitaban por la calle, incluso en catálogos .

Tiempo después esos ejercicios se fueron haciendo más comunes, hasta que hoy en días las marcas son capaces de insinuar aromas.

marketing

El olfato tiene la capacidad de desencadenar recuerdos y asociaciones, algo que puede resultar muy positivo para las marcas y para sus productos.

De acuerdo a los resultados de un estudio que tiene por nombre Journal of Advertising, este se ha centrado en cómo ocurre la publicidad y el marketing de comida.

Determinó que los comerciales del sector han logrado convertirse en algo más relevante, y mucho más eficaz.

El marketing olfativo es capaz de conectar mentalmente con el olor de un producto.

Imágenes Olfativas

Para lograr esa conexión entre comercial y aroma, es necesario crear imágenes que den referencias visuales sobre aromas y conecten con los consumidores.

Incluso es importante lograr un discurso e imágenes congruentes.

Si el olor está bien asociado y se sugiere de forma efectiva, ayudará a cambiar las percepciones que los consumidores tienen de las imágenes que están viendo.

Los investigadores apuntan que cuando se ven elementos que generan imágenes mentales olfativas, también aumenta el deseo de comer ese producto.

De acuerdo a Aromarketing, empresa especialista en marketing olfativo, el uso de aromas en tiendas ayuda a incrementar hasta un 26% tiempo que los consumidores invierten en los establecimientos comerciales, además que eleva las ventas en 20%.

Fuente: InformaBTL

Artículo anteriorPaypal maximiza sus esfuerzos para evitar el fraude informático, entérate cómo
Artículo siguienteClase media en América Latina, ¿aún existe?