Una vez más, el director mexicano Guillermo del Toro es el hombre del momento en la industria cinematográfica, debido al estreno de su más reciente película, Pacific Rim (Titanes del Pacífico), que se anuncia como una superproducción tan grande como los robots que la protagonizan. Y por eso, es buen momento para pensar el Guillermo del Toro emprendedor. Quizás piensen que este rechoncho cineasta obsesionado con los monstruos no tiene las credenciales de empresario exitoso, y eso bien puede ser cierto, pero no por ello es menos digno de ser tomado en cuenta en la órbita de los emprendimientos. Y a continuación explicamos el porqué.
Para comenzar, como explicaba Simon Sinek en este video, los grandes emprendedores no venden productos, venden ideales, profesan creencias. Eso, precisamente, ha hecho Del Toro desde que se inició en el cine, a finales de los 70: ha dicho desde siempre que lo obsesionan los monstruos desde la infancia, la fantasía, así que para sus películas ha explotado esas obsesiones, haciendo películas tan fantásticas que dejarían satisfecho incluso a su versión de 12 años. “Si ahora tuviera una máquina del tiempo e invitara a mi otro yo de 12 años a ver lo que estoy haciendo, se pondría loco de contento al ver mi versión de 48 años. Estaría orgulloso”, mencionó el propio Del Toro en una entrevista con diario El País a propósito del estreno de Pacific Rim.
Las obsesiones, como las ideas, no bastan solas. Se necesitan más elementos en un ecosistema emprendedor. Estos son algunos de los que han funcionado para Del Toro:
- Perseverancia en el mercado. El cineasta profesa no depender de un solo tipo de industria. “Si no trabajara en Hollywood, me buscaría la vida en otro sitio: intentaría conseguir financiación en Asia, o en Europa. O haría videojuegos, o animación, o tele. No dejaría de trabajar si no existiera Hollywood”. Esto, en el campo tradicional del emprendimiento, puede traducirse como no dejar de buscar oportunidades porque no se las encuentra en el mercado más grande.
- Adaptación al cambio. Un proyecto de negocio debe adaptarse a las necesidades que va descubriendo en el camino. Aunque Del Toro se ha mantenido constante con sus obsesiones, sí ha ido cambiando sus proyectos a medida que los enfrentaba en la práctica. “Siempre se abandonan ideas que estaban en el primer proyecto a medida que se avanza. Ya sabes, bien sea un escenario genial pero demasiado caro, una idea muy brillante, pero no pudo adaptarse a la estructura…”, mencionó alguna vez. En otras palabras: estar dispuesto a cambiar, a adaptarse si es necesario.
- No rendirse ante el fracaso. Como les pasa a todos, Del Toro también ha tenido proyectos fallidos. El más sonado de ellos, quizás, fue El Hobbit, película que comenzó pero luego tuvo que abandonar por diferentes razones. También se le cayó el rodaje de Las Montañas de la Locura, un clásico de la literatura de terror que quería adaptar al cine. Y por si fuera poco, la compañía productora que fundó junto a Alfonso Cuarón y Alejando González Iñárritu, Cha Cha Cha, también fracaso. ¿Y Guillermo? Sigue comenzando proyectos, sigue emprendiendo con lo que le gusta.
Pero sobre todo, del Guillermo del Toro emprendedor se puede aprender la pasión. Lo apasionan los monstruos. Gracias a eso, nos ha dado joyas del cine fantástico como Cronos, El espinazo del diablo, El laberinto del fauno… Y esperemos, Pacific Rim.