Cuando un emprendedor no sabe diferenciar entre las ganancias de su negocio y el efectivo que dispone en caja está en problemas. El abuso del dinero disponible puede traducirse en una mala administración empresarial, por lo que es necesario que se realice un plan de gestión de las finanzas. Para facilitar esta tarea, el Portal SMEToolkit de la Secretaría de Economía de México propone 10 pasos para gestionar el efectivo de un emprendimiento.
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Organiza tu facturación. Mientras más rápido consigas que tus cuentas por cobrar se hagan efectivas, mejor. Hazte con un sistema automático de contabilidad en línea que te permita tomar acciones inmediatas en caso de que una cuenta se venza.
- Haz tus pagos en la fecha límite. Emplea la fecha tope que te dan tus proveedores para pagarles, considera esto como una línea directa de crédito, en la que tienes un determinado periodo para reunir el dinero, sin necesidad de pedir un préstamo.
- Aprovecha los incentivos. Por otro lado, si tus proveedores te ofrecen premios como descuentos por pagarles antes de la fecha tope, aprovéchalos.
- Equilibra tus clientes. Intenta seducir a tus clientes con planes de consumo mensual, es decir, firma con ellos que te compraran equis cantidad de productos mensualmente por equis monto de dinero. Así tendrás un ingreso fijo planificado.
- Revisa tus precios. Siempre debes equilibrar tus costos de producción con tus precios. Que no te de miedo hacer ligeros aumentos de cuando en cuando, recuerda que tienes argumentos para defender tu precio.
- No operes con un solo proveedor. Diversifica tu cartera de proveedores, contratándolos dependiendo de tus necesidades. Quizás no siempre necesites el servicio más caro.
- Compra en grupo. Si conoces a otros emprendedores que necesiten los mismos insumos que tú, organiza una compra en grupo, de carácter masivo, por la que te podrían ofrecer descuentos. Luego solo tienes que dividir los costes.
- Revisa tus seguros. Cada año, revisa los costos que estás pagando por mantenerte asegurado, compáralos con la oferta actual y analiza si te conviene –o no- cambiarte.
- Reduce el inventario. No tengas cosas que tu empresa no necesita. Revisa detenidamente qué tienes y para qué lo usas, lo que no sirve, véndelo.
- Arrendar en vez de comprar. No pienses únicamente en inmuebles, también puedes alquilar insumos de oficina que no se convertirán en dinero estático, sino que podrás renovar y volver a convertir en efectivo si lo deseas.