Fuego Azteca

Una receta familiar puede más que una receta genérica. Así lo piensa Carlos Reyes, quien junto a su hermano Diego crearon la marca Fuego Azteca; emprendimiento que busca entrar al mercado ecuatoriano con un toque picante mexicano.

Fuego Azteca es un producto que vende salsas picantes de distintas variedades: Habanero, Habanero rojo con papaya, Chipotle, Jalapeño y cilantro, Extra picante, entre otros.

Con dos años en el mercado, este emprendimiento ha tenido una creciente acogida en Guayaquil, permitiéndole incluir varias de sus salsasen algunos restaurantes conocidos de la ciudad.

¿Cómo inició Fuego Azteca?

La idea de este producto nació hace dos años, cuando Diego regresó a Ecuador por sus estudios en México. Según comenta Carlos, a partir de ahí empezaron a examinar qué cosa podían implementar o vender en Ecuador para ganar dinero extra. Así que luego de analizar el mercado local, y pensar en un producto que involucre sus raíces mexicanas, se les ocurrió vender salsas picantes.

Con la ayuda de una receta familiar proveída por su abuelo paterno (mexicano), y con una inversión de 1.500 dólares, Carlos y Diego empezaron a fabricar las salsas picantes, ajustándolas un poco para el mercado nacional. “La tuvimos que ajustar para que no se muy picante para el Ecuador”, comenta Carlos.

Tanto Carlos como Diego son los que preparan las salsas. Sin embargo, Diego –que estudió Ingeniería en Alimentos- es el encargado de determinar las cantidades precisas y los preservantes necesarios para los productos. Carlos, por otro lado, a más de la preparación se encarga de la parte comercial del negocio. Y el diseño del logotipo y las artes para cada tipo de salsa los hace la diseñadora Sofía Boloña.

Fuego Azteca

fuego azteca
Carlos Reyes, uno de los creadores de Salsas Picantes Fuego Azteca.

Sin embargo, la paulatina acogida de Fuego Azteca ha tenido sus trabas. Según Carlos, una de sus dificultades ha sido la consecución -en cantidades razonables- de  los materiales para envasar las salsas o los preservantes para la cocción. “La industria ecuatoriana vende al por mayor salvajemente. Si voy a comprar envases, no puedo comprar 100, quieren que compren 10.000”, indica.

Esto lo ha llevado a conseguir algunas de las materias de preparación en el extranjero, donde sí hay facilidad de comprar las cantidades necesarias.

Pero otro de sus mayores retos es finalizar el trámite para obtener el registro sanitario. Sin bien Carlos indica que la cocción de las salsas siguen los parámetros adecuados de higiene, ellos requieren de ese registro para poder vender sus productos en locales grandes.

Por ello, su venta se ha limitado a las redes sociales y a los pequeños mercados informales de la ciudad.

El valor de cada salsa es de 2,50 dólares. Para quienes deseen adquirir los productos pueden hacerlo a través de su página en Fabebook o cuenta en Twitter.

 

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