Con una mesa de madera, una tabla de picar y una pierna de res fiada, comenzó lo que es hoy “Corporación Fernández”, antes conocida como Avícola Fernández. Así empezó Eugenio Fernández (43 años), propietario y fundador de la empresa, quien después de haber concluido la secundaria, a la edad de 19 años, viajó desde Quevedo hasta Guayaquil para iniciar su negocio en la ciudadela Bellavista.
Fernández, por ese entonces un joven inexperto, con el paso del tiempo logró construir un emporio que ahora factura 40 millones de dólares al año y cuenta con aproximadamente 750 empleados, en siete sucursales ubicadas en diferentes sectores de la ciudad: en la Pedro Pablo Gómez, en La Garzota, en el Parque California, en el km. 4 ½ de la Vía a Daule, en la Ciudadela Guayacanes, en la Av. 25 de julio y en Mucho Lote.
Pero el primer paso que hizo de esta tercena una corporación se dio cuando Fernández acudió donde un amigo que trabajaba en un camal, quien le enseñó a limpiar, filetear y todos los procesos pertinentes para la venta de carne. Después de un año de haber laborado en su tercena, la cual le generaba ganancias de 125 millones de sucres al año, este emprendedor alquiló un local en la calle Pedro Pablo Gómez. Y a pesar de situarse en un sector donde había mucha competencia, se convirtió en uno de los puestos más concurridos del lugar.
Lo que hacía la diferencia en este pequeño negocio era, según el empresario, la iniciativa y la innovación en la forma de vender los productos que ofrecía, que colocaba en una vitrina, mostrándolos al público. Poco a poco, Fernández fue descubriendo que le apasionaba la producción y comercialización de productos cárnicos. En consecuencia, sintió la necesidad de expandir sus operaciones y en 1995 realizó un préstamo al Banco Continental. Fueron 300 millones de sucres con los que compró un local en ese mismo sector. El negocio empezó a crecer y pasó a alquilar varios locales, e incursionó en la venta de pollos, embutidos y productos básicos como arroz y azúcar en bajas proporciones.
En el 2000, Fernández viajó a Costa Rica para asistir a seminarios y capacitaciones, ya que sentía la necesidad de instruirse para levantar su propia empresa. Un año después decidió incursionar en la producción de pollos. “Cuando tienes un negocio y este crece, con el tiempo ves qué es lo que más demanda el mercado y que necesitas producir para tener el control”, indica el empresario.
Por fin, en 2004, Avícola Fernández se consolidó legalmente como una empresa (véase Trámites legales para abrir una empresa) , destacándose en el mercado nacional no solo en la producción pollos y carnes, sino también de pavos, embutidos, cerdos, entre otros. Hace poco, esta empresa cambió de nombre a “Corporación Fernández”, con la intención de que las personas pudieran identificar este negocio no solo como una avícola, sino como un espacio de expertos en todo tipo de carnes. “Cuando era joven no tenía idea de qué nombre ponerle y se me ocurrió llamarla avícola, pero no es una palabra que encierre lo que mi empresa comercializa y vende, como carne de res, carnes cerdo, pollos, embutidos, entre otros. Es por eso que cambié el nombre para que las personas tuvieran una noción general de lo que producimos”, señala Fernández.
La clave para que este emprendimiento ecuatoriano llegue a lo que es hoy, según su propietario, fue perder el miedo tomando decisiones y siendo perseverantes. “Hay que perder el temor de emprender. El ser humano tiene potencial tremendo, que ni te imaginas que hay dentro de ti. He descubierto muchas cosas y veo pequeña a mi empresa, es por eso que brindo capacitaciones sobre liderazgo a mis empleados para así seguir creciendo”, explica el empresario.
Una de las metas que Fernández quiere cumplir es seguir expandiéndose nacionalmente, ya que en la actualidad está por inaugurar una nueva sucursal en Libertad, Santa Elena. Asimismo, a largo plazo, espera abrirse camino internacionalmente.