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El artista cubano Saidel Brito frente a una de sus obras. (Imagen de: arte-sur.org)

Tradicionalmente, Guayaquil ha sido vista como una ciudad comercial, un puerto fenicio donde el arte ocupa un rol inferior en el mapa mental de sus habitantes. Sin embargo, con la apertura de nuevas galerías en la ciudad como NoMínimo o Espacio Vacío y la persistencia de otras como DPM, y gracias a la labor de espacios de formación como el Instituto Tecnológico de Artes del Ecuador (ITAE), entre otros aspectos, el arte, específicamente el visual, ha adquirido mayor protagonismo. Y con esto, el mercado para esta práctica se ha expandido, por lo que ahora, tras décadas de estancamiento, cabe preguntarse ¿se puede emprender en el arte de manera rentable?

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El artista cubano Saidel Brito frente a una de sus obras. (Imagen de: arte-sur.org)

El artista cubano radicado en Guayaquil, Saidel Brito, director académico del ITAE, intenta resolver esta duda en la entrevista a continuación, explicando que en el arte “un emprendimiento no solo está enfocado hacia lo económico” y subrayando la necesidad de un artista de hacer una carrera. Además, señala los valores promedio que se manejan en el mercado local cuando de comprar una pieza artística se trata.

Durante la última década, Guayaquil ha experimentado un avance significativo en la práctica artística. Hemos visto nuevas galerías abrir y un público creciente. ¿En estos momentos, es posible emprender en el campo del arte de manera rentable?

La rentabilidad en el arte y en el arte contemporáneo es compleja, porque es una rentabilidad a largo plazo. Así se ve desde el coleccionismo, así se ve desde las galerías y desde los artistas. Lo que pasa es que, en el arte, un emprendimiento no solo está enfocado hacia lo económico, es decir, el emprendimiento, en términos de alcanzar una relevancia en ámbitos no solo monetarios también es importante. ¿A qué me refiero? A que entender, apostar y concebir una carrera artística sólida y sostenida en el tiempo, con alcances culturales, también puede ser asimilado desde una perspectiva del emprendimiento, aunque la rentabilidad a corto plazo sea compleja porque los bienes culturales demoran en asentarse en el consumo masivo. Pero, en mi experiencia personal y con muchos alumnos, cuyos ingresos por premios y ventas de obras, han superado de largo en pocos años los ingresos de sus padres en décadas.

Ha mencionado premios y ventas de obras, lo que lleva a pensar en ¿cuáles son las alternativas para obtener réditos económicos que tiene un artista local?

Una posibilidad son los premios y eso rebota en un reconocimiento que incentiva al coleccionismo. El tema de los espacios institucionales, salones, bienales, etcétera, es importante, pero hay posibilidades también de becas, fondos para producir obras y claro, lo que te ofrece el mercado: el coleccionismo privado y el coleccionismo público. El público es muy reducido acá, en las últimas décadas no se han dado políticas, pero es algo que en algún momento se va a dar.

¿Para un joven que pretender ser artista, digamos que esté en los primeros años de universidad, cuál sería el primer paso más recomendable según su experiencia para empezar a hacerse una carrera que a futuro le produzca solvencia económica?

Lo más importante es encontrar un camino personal, una propuesta, que te permita ir desarrollando proyectos con continuidad, que no sean obras aisladas sino que pertenezcan a un proceso de investigación, a un núcleo. Es decir, el primer camino es investigar, producir, trabajar… Por supuesto, en términos concretos sería producir una primera muestra individual, ese es un paso importante para todo artista, porque empiezas a armarte un camino profesional. Ya cuando tienes, diez, quinces exposiciones individuales se puede hablar de una carrera. Es importante que uno entienda su trabajo como algo que tiene una presencia en el tiempo y verlo como una carrera profesional te va dando responsabilidades.

A veces las responsabilidades con lo que se viene haciendo o con lo que uno quiere hacer están divorciadas de lo que compraría alguien…

Pero hay que arriesgarse, es decir, yo vendo lo que hago, a veces rápido, a veces demora un poquito más, pero en general tengo ingresos significativos que para mi economía son importantes. Pero el fin de mi producción no es ese: yo no puedo enfocar una obra para que se venda, porque eso no se sabe. La hago pensando en que responda al trabajo, a la investigación, al recorrido, a mis intereses creativos… Y a la larga, cuando algo es de interés, va a encontrar su espacio.

Entonces, en el arte, podríamos decir que el plan de negocios es en gran parte hacer una carrera…

Sí, hay que hacer una carrera. Hay artistas que manejan muy bien el marketing y su carrera de pronto no es tan sostenida, pero a la larga son burbujas; en el arte –en mi criterio personal- hay que ir sólido pero sin prisa, sin apurarte de que te lleguen tus quince minutos de fama como diría Warhol.

Para hacernos una idea de cuánto podría aspirar con la venta de sus obras un artista en el mercado local, ¿cuáles son los valores que se manejan actualmente?

Hay muchos artistas jóvenes, muy jóvenes, que están en el rango de los 1.000 y 5.000 dólares por obra. Hay artistas con una carrera más sólida que están en el rango de hasta 10.000 dólares. Y quienes ya tienen el peso de una carrera de 15 ó 20 años, que venden obras por entre 10.000 y 20.000 dólares, superando con algunas piezas particulares la barrera de los 20.000 dólares.

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