Si estás inmerso en el mundo del marketing o te interesas mucho en él, seguramente sabrás que todas las campañas más exitosas se asemejan en algo. Su objetivo es el de apelar a las emociones, sin embargo, esa no es siempre la mejor opción. Ya que de no ser utilizados con prudencia es muy probable que terminen perjudicando a la marca o negocio del que se esté publicitando.
Según una investigación por parte de la University of Illinois at Urbana-Champaign a inicios de este año. Afirma que las campañas que busquen llegar a las emociones no siempre logran causar retención en los consumidores. Al contrario, puede que sean olvidadas con mucha facilidad. Antes de realizar cualquier campaña emocional, se debe tener en cuenta que los consumidores tienen 3 tipos de memoria, los cuales son: inmediata, a largo plazo y retrasada. Cada una implica un abordaje distinto, por lo que no se puede utilizar una misma campaña y esperar algún resultado aleatorio.
Concluyendo podemos afirmar que las campañas emocionales llevan muchísimos años formando parte de la vida cotidiana de los consumidores. A pesar de que en reiteradas ocasiones se vuelven confusos, pero esto se debe a que no se cuenta con un objetivo claro en el desarrollo de la campaña. Un ejemplo es que los anuncios emocionales de empresas, siempre suelen hacerse para impulsar las ventas o popularizar un servicio. Sin embargo, este anuncio es fácilmente olvidado cuando el contenido del mismo se aleja de la afirmación de producto o servicio.
Fuente: InformaBTL