Desde que comienzan su vida laboral, muchas personas adoptan una mentalidad de que para propulsar su carrera tienen que trabajar sin descanso, manejar más responsabilidades que las que requiere su puesto, etc.
Si últimamente sientes agotamiento, falta de energía, malhumor y desgaste mental, probablemente estés siendo víctima del síndrome de burnout.
El concepto de “síndrome del burnout”, nace de la consideración del estrés laboral sufrido por los profesionales.
Esta “cultura del ajetreo” se ha intensificado con la tecnología (móviles y sistemas de chat) y ahora más todavía con el trabajo remoto.
Sobre todo, en los casos en los cuales el patrón ha proporcionado:
- computadoras
- móviles
- conectividad al internet, existe una percepción de que la expectativa es que estemos trabajando todo el tiempo.
¿Qué hacer cuando tiene el síndrome de burnout?
Cuando un colaborador experimenta el síndrome burnout, se ausenta más a menudo, es más vulnerable a accidentes, lesiones, rinde un servicio por debajo de sus capacidades.
Actuando de forma agresiva o errática con el resto del equipo entorpeciendo la comunicación y la productividad.
Esa presión que sienten los empleados es auto impuesta porque no tienen suficiente información de lo que se espera de ellos o no tienen claro los objetivos de la empresa.
De igual manera, al no saber con certeza cuál puede ser su trayectoria de crecimiento profesional dentro de la organización, sienten que deben aprovechar cualquier oportunidad existente.
Esto con la esperanza de sobresalir, aunque eso represente poner el riesgo su salud, sus relaciones familiares o con sus compañeros de trabajo.
Expectativas Claras
El mínimo requerido es una descripción de puesto y unos indicadores de rendimiento.
Es importante que exista una apertura y una junta formal al menos una vez por trimestre para afinar las expectativas, clarificar dudas y hacer ajustes a los planes de acción.
En estos tiempos de trabajo remoto, es vital que exista un acuerdo común sobre:
- los horarios de trabajo
- tiempo de descanso
- fechas de entrega y otros detalles.
La empresa debe reforzar la importancia del descanso, de la buena alimentación y del balance vida-trabajo.
Controlar las urgencias
En algunas organizaciones existe una enfermiza noción de que todo el trabajo es urgente y hay que resolverlo al momento.
Este sentido de urgencia ficticio hace que se pierda sensibilidad para poder identificar apropiadamente qué es lo que realmente requiere atención inmediata.
Peor aún, hace que no se lleguen a tratar las cosas que son realmente importantes.
Ahí es cuando es de mucha ayuda elaborar un plan estratégico para el año o cuando menos el trimestre, y con esto, que se defina bajo qué criterios se reajustarán las prioridades establecidas.
Si bien es cierto que hay que ser flexibles, no es recomendable estar cambiando el rumbo en función de las ideas de una persona o la aparición de nuevos factores.
Aprender a escuchar
Existe una importante diferencia entre lo que creemos que nuestros superiores quieren oír y lo que realmente queremos expresar.
A veces los colaboradores no se sienten en confianza para dar ideas, plantear preocupaciones o sugerencias por temor a represalias, ser juzgados o ignorados.
La habilidad de escuchar y prestar toda nuestra atención a nuestro interlocutor, sin distraerse con otras cosas ni pasar juicio para producir una respuesta inmediata es una acción que demuestra respeto y consideración, creando por ende una relación más robusta entra las partes.
Uno de los factores que más contribuyen al burnout es sentirse relegado, sin participación en el trabajo que se realiza, o que su tiempo y esfuerzo no sea reconocido o no ser respetado como persona y como profesional.
Fuente: roastbrief