El Mundial de Fútbol Brasil 2014 acabó, pero el desazón de los brasileños continúa. Y no solo por perder la copa en casa, sino por el aumento de la tasa de inflación interanual que alcanzó en junio el límite superior a lo previsto por el Gobierno brasileño.
Según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), por primera vez en un año, la tasa de inflación alcanzó el tope de meta del Gobierno de 6.52% en junio, una aceleración frente al 6.37% del año hasta mayo. La meta oficial para la inflación en Brasil es de entre 4.5 y 6.5% anual.
La razón de esta inflación, plantea el IBGE, es producto del Mundial, pues las aerolíneas y los hoteles elevaron sus precios: los de los hoteles un 25.3% y los viajes en avión, 21.95%.
De igual forma, otros rubros también incrementaron con la Copa: el rubro vivienda aumentó 0.55%; vestimenta, 0.84%; y transportes, 0.37%. Por otro lado, los precios de alimentos y bebidas –que impulsaron la inflación al alza en el último año- registraron una desaceleración del 0.11% en junio por tercer mes consecutivo.
Según el portal CNNExpansión, aunque muchos economistas consideran que la inflación ya ha subido más allá de la meta del Gobierno, el Banco Central de Brasil sólo incluye el primer punto decimal en su medición. Esta entidad ha insistido en que la inflación se mantendrá en el 2014 por debajo del máximo de la meta oficial. Su previsión de inflación para este año es del 6.4%.
El Banco Central ha reiterado que los movimientos de política monetaria aún no han surtido efecto y que ayudarán a desacelerar la inflación el próximo año. (Leer: Gasto del Mundial Brasil 2014).
Inflación y pérdidas económicas tras la Copa
“Las copas del mundo son anclas notoriamente malas del desarrollo económico, especialmente en los países en desarrollo, y cuatro de los últimos cinco países sede han perdido dinero”, indicó en junio John Vrooman, economista deportivo de la Universidad Vanderbilt, para CNNExpansión.
Según el experto, por lo general la inversión para este tipo de eventos no se recupera y los inmuebles son infrautilizados. Así ocurrió con la Copa disputada en Sudáfrica 2010, donde los grandes estadios ahora son construcciones abandonadas.
En el caso de Brasil es igual: de los 11.500 millones de dólares destinados a la realización del mundial, 4.000 millones se destinaron a la construcción y remodelación de los 12 estadios, en vez de invertirlos en salud, educación y obras de infraestructura básica. (Leer: Brasil, el mundial más caro de la historia).
Los estadios que quedan tras el Mundial no llegarán a albergar ni a la mitad de aficionados de los equipos locales. Por ejemplo, el Arena Pantanal en Cuibá que costó 260 millones de dólares, albergó 40.000 aficionados en la Copa. El próximo partido a ser disputado en ese estadio, para un campeonato de tercera división de Brasil, espera un máximo de 4.000 hinchas.