Virgilio Gonzenbach puede resumir la historia de su empresa, la constructora Covigon, usando como metáfora un recuerdo de su niñez: cuando era pequeño le temía a la oscuridad y su padre le decía que debía enfrentarla, no podía quedarse petrificado ante ella. Ese ideal de nunca detenerse ante el miedo ha llevado a Gonzenbach a dirigir un emprendimiento que el año pasado cumplió un cuarto de siglo en el mercado, habiendo edificado más de 2.000 casas en Guayaquil y Salinas.
La historia de Covigon se mezcla con la vida de Gonzenbach apenas dos años después de que este se graduara de arquitecto en la universidad Estatal, allá por 1984. Con el título en sus manos, el emprendedor participó en varios proyectos ajenos, pero siempre tuvo claro que debía construir su propia empresa. La oportunidad ideal le llegó en 1986, cuando para postularse a un proyecto de viviendas promulgado desde el gobierno de León Febres Cordero necesitaba una infraestructura empresarial que lo respaldase. Entonces fundó Covigon.
En ese periodo inicial, su emprendimiento sobrevivió cumpliendo lo que el plan “Pan, techo y empleo” demandaba. “Tenía que aprovechar la oportunidad”, explica Gonzenbach, quien ve la vida de los emprendimientos como una escalera en la que hay que ir subiendo paso a paso, pero sin perder el ritmo constante.
Para Covigon el siguiente escalón llegó casi siete años más tarde, cuando la firma –ya bien asentada en el mercado- pasó de ser solo una constructora a ser también promotora. Gonzenbach y su empresa pasaron de construir viviendas por encargo a diseñar y dirigir sus propios proyectos inmobiliarios.
De esa época datan ciudadelas como el Conjunto Residencial Casablanca, en el norte de Guayaquil, que se edificó entre los años 1995 y 1997 con un total de 66 casas unifamiliares. Gonzenbach se siente especialmente orgulloso de esa construcción, porque fue “el primer emprendimiento propio que tuvimos”, según sus propias palabras.
Covigon se esforzó especialmente con la calidad de Casablanca no solo porque era su trabajo, sino también porque su fundador opina que en el mundo de los negocios se aplican estrategias de promoción virales: un cliente satisfecho le cuenta a otro y este a otro y así progresivamente hasta que la empresa se forja un nombre reconocido. Hasta ahora, esta maniobra ha funcionado para Gonzenbach, que después de Casablanca pasó a construir en Salinas urbanizaciones cerradas.
Luego llegaron proyectos como Torre Marina y Torre Náutica (edificios de departamentos al pie del mar en Salinas) y ciudadelas como Altos del Río en la Vía a Samborondón. En la actualidad, Covigon tiene previsto construir cerca de 12.000 unidades de vivienda, entre departamentos y casas, durante los próximos cinco años. Uno de los planes sobresalientes es el que se edifica sobre la isla Mocolí, denominado L´Isola. Todo esto ha sido gracias a que el emprendedor Virgilio Gonzenbach se decidió a fundar su propia empresa, superando el miedo a la oscuridad.