La mayoría de veces escuchamos o leemos de muchas historias de jóvenes emprendedores a los que les cambió radicalmente la vida cuando alcanzaron el éxito tempranamente.
Eso hace que muchas personas crean que si no logran conseguir sus metas a los 30 ó 40 años, jamás lo harán, pero no es cierto.
Uno de los mejores ejemplos es el caso de Harland David Sanders, un hombre que cumplió su sueño cuando ya se encontraba en la tercera edad.
Harland Sanders
Mejor conocido como Coronel Sanders, nació un 9 de septiembre de 1890, mayor de 3 hermanos que nacieron en una humilde familia de Henryville en Indiana.
Su padre falleció cuando él tenía 5 años, por lo que tuvo que, desde muy joven, aprender a cocinar y trabajar.
Abandonó la escuela a los 12 años para ayudar con las tareas en la granja de la familia.
Abandonó su casa debido a los malos tratos de su padrastro y se fue a vivir con unos tíos, a sus 15 logró enlistarse en el ejército de Estados Unidos con un certificado falso.
El acuartelamiento siempre ha representado una oportunidad relativamente sencilla para poder salir de la pobreza.
Pues el gobierno te ofrece un sueldo y educación a cambio de que defiendas al país, cosa que además te da cierto prestigio.
Luego de completar su servicio militar en Cuba, estudió leyes por correspondencia.
Pasó por una serie de trabajos como marino mercante, vendedor de seguros, granjero, bombero de ferrocarriles, entre otros, pero en ninguno tuvo éxito.
Se trasladó a Alabama, donde contrajo matrimonio con Josephine King y tuvo 3 hijos.
A la edad de 40 años comenzó a ser pionero en varias cosas y decidió dedicarse a lo que mejor sabía hacer: cocinar.
“Coronel del Kentucky”
Lo primero que hizo fue ofrecer un servicio de comidas para los viajeros que paraban a recargar combustible en su gasolinera; pensó que cada vez se hacían viajes más largos y que podía ser buen negocio vender también combustible para el cuerpo cansado. En ese sentido, Harland creó el concepto de “estación de servicio”, que ahora es replicable en prácticamente todas las gasolineras del mundo.
En ese entonces no tenía un restaurant propiamente dicho, ni siquiera tenía un menú, sino que servía a sus clientes en su propia mesa de comedor las cosas que tenía disponibles en ese momento.
Por lo general alimentos que pudieran ser preparados rápidamente o que fueran fácilmente conservables: lonchas de jamón campestre y pollo frito.
Este invento suyo de la estación de servicio y además su talento para la cocina, lo hicieron popular en la zona al punto de que el gobernador de Kentucky de ese entonces, Ruby Laffoon, lo nombró “Coronel del Kentucky”.
El nombre fue puesto como reconocimiento a su contribución en el ámbito de la gastronomía lugareña.
En 1939 con 49 años su popularidad salió de las fronteras de Kentucky cuando un crítico gastronómico lo incluyó en una guía de los mejores restaurantes.
Pero su inminente éxito al poco tiempo se vino abajo.
Debido a que la construcción de la Interestatal 75 redujo el tráfico en la carretera donde su local estaba asentado, el Coronel comenzó a tener pérdidas y altas deudas.
A comienzos de los 1950, vendió su estación de servicio por poco menos de 75.000 dólares, de esa cantidad sólo le quedó un poco.
Después de haber pagado deudas, decidió recorrer el país en su auto para cerrar tratos con restaurantes que vendieran su receta de pollo frito a cambio de un 1 centavo de dólares por cada pieza de pollo vendida.
KFC
Para 1952 a los 62 años había reunido suficiente dinero para abrir un restaurante en la ciudad de Salt Lake City, con el nombre de Kentucky Fried Chicken.
Entonces, por todo el centro de los Estados Unidos se comentaba sobre la fama que tenía el pollo frito en ese estado, por lo que un nombre así era lógicamente atractivo para todo el mundo; pero nadie se imaginó que su popularidad iría como una bola de nieve hasta ser lo que es ahora.
Con 74 años, el Coronel Sanders logró un acuerdo con un grupo inversor para vender Kentucky Fried Chicken por 2 millones de dólares más un salario vitalicio de 40.000 dólares (26 millones de pesos) al año por usar su imagen en la marca.
Ese salario de por vida, luego se incrementó a 200.000 dólares (más de 131 millones).
Paralelamente a esto, en 1968 Sanders abrió un restaurante en Shelbyville llamado Claudia Sander’s Dinner House (Claudia, por su segunda esposa) y en 1970 cuando ya tenía 80 años, dejó el consejo de dirección de KFC. Sin embargo, siguió siendo la imagen publicitaria.
El segundo hombre más famoso del mundo
La imagen del Coronel Sanders era bastante atractiva en muchos sentidos, un señor de bigote canoso y un traje completamente blanco con corbata negra que podía ser “el tío” o “el abuelo” de cualquiera.
Una imagen de familia que ayudó mucho a la compañía a fijarse en la clase media pujante que estaba extendiéndose por todo Estados Unidos.
Harland Sanders murió el 16 de diciembre de 1980 – a los 90 años- tras sufrir infecciones de riñón y vesícula, y más tarde una pulmonía.
Para el momento en que ocurrió la muerte del Coronel Sanders, se estimaba que había 6.000 establecimientos de KFC en 48 países, los cuales producían un ingreso de 2.000 millones de dólares en ventas anuales, pero éste no fue el único legado grande que el hombre dejó al mundo.
También dejó un ejemplo invaluable de branding personal que quizás supere, incluso, al de muchas celebridades del mundo artísticos.
Hoy su imagen sigue estando en el logo de KFC y la hoja original con su receta secreta escrita a mano y firmada por él, se encuentra en una caja fuerte de un local de KFC en Louisville (Kentucky), donde sólo dos ejecutivos cuyos nombres jamás se han revelado tienen acceso.
Fuente: tentulogo