La Plaza Colón de Guayaquil y otros lugares suelen congregar cada cierto tiempo a cientos de aficionados de la animación japonesa y de los cómics en general. En ellas vemos a jóvenes caracterizando a los personajes de un sinnúmero de series, tomándose fotos o cantando los temas que en ellas aparecen. Sin embargo un aspecto que no pasa desapercibido es el comercio que se genera en torno a las convenciones de ánime, cuando de las aficiones nacen oportunidades.
Cada una de estas reuniones cuenta con espacios destinados a la exposición, comercio e intercambio de productos variados, la mayoría de ellos con elementos comunes como: ser made in Asia (o al menos con rasgos que evoquen principalmente a países como Japón, Corea del Sur o China) o estar relacionados a alguna serie o historieta (que también pueden ser no-asiáticas como en el caso de Marvel, DC Comics, entre otras).
Por ello, estos eventos nos dejan lecciones como las que enumeramos a continuación:
Seis lecciones que nos dejan las convenciones de ánime
1. Una afición se puede convertir en oportunidad
La mayor parte de los dueños de los stands de las convenciones de ánime aman la animación, las series y sus personajes. A algunos les dijeron en su momento que estaban «grandecitos» para esas cosas pero, como se dieron cuenta que hay muchos que comparten sus intereses, vieron en esto una oportunidad de ganar dinero sin dejar lo que les gusta.
2.Diferenciarse de la competencia dentro de un mismo nicho
Se puede creer que en las convenciones de ánime hay mucho de lo mismo, pero no es así. La mayoría de los stands tiene su nombre o marca para reconocerlo y una especialidad que marca la diferencia. En esa variedad radica lo interesante de ir a una convención, ya que puedes conseguir pósters, pines, bolsos, jarros, ropa, comida y hasta réplicas de katanas imperiales.
3. El ciberespacio, un buen lugar para comenzar y hacer negocios
Como en gran parte de ellos se trata de emprendimientos nacientes o con pocos años de vida, sus dueños aprovechan la web como principal espacio para la oferta de sus productos. Muchos de los negocios que acuden a las convenciones de ánime iniciaron en Facebook, como fanpage o como un simple álbum de fotos de la persona que tuvo la idea. Además, aquellos que llevan un poco más de tiempo en esto, han desarrollado su estrategia de comercio electrónico, permitiendo que sus clientes hagan pedidos por internet.
4. Hacer negocios con los ‘chinitos’
Algo que rescatar del comercio creado en torno a las convenciones de ánime es que debido a su afición, hay quienes se aventuran a hacer negocios con distribuidores de los países asiáticos y así traer productos especializados de sus series favoritas que no se encuentran en los almacenes locales. De esta manera traen muñecos de ediciones de colección, pelucas y lentes para completar los atuendos de cosplay o productos promocionales de ciertas series como las esferas del dragón de Dragon Ball, el diario de L de Death Note, entre otras curiosidades.
5. Rescatar el poder de lo artesanal
Y para aquellos que consideran muy altos los costos de los productos traídos desde los países asiáticos, existen opciones menos costosas y de muy buena calidad. Lo hecho a mano tiene un gran lugar en el comercio de la convenciones de ánime: llaveros, bisutería, monederos, cuadernos, entre otros, forman parte de la oferta. Asimismo hay quienes se dedican a la costura de los trajes para hacer cosplay bajo pedido de los clientes, entre los que se hacen conocer a través de las convenciones, redes sociales y, por supuesto, del boca a boca.
6.Itadakimasu (buen provecho): la comida siempre vende
Otra manera de emprendimiento presente en este tipo de eventos es la gastronomía y quizás es una de las cosas que más salida tiene pues, además de ser mucho más económico que los bolsos o camisetas, resulta novedoso para el paladar occidental. ¿Quién no ha querido probar los dorayaki de Doraemon, el ramen de Naruto, los daifuku de Rozen Maiden o los oniguiri de Pokemon? Para los que tienen buena sazón, emprender preparando las delicias orientales es una buena manera de hacer negocio.