Ponerse en la piel de los colaboradores puede funcionar si se hace con cuidado. Hay una barrera entre el cotilleo y la preocupación y un comentario fuera de lugar puede dar a malentendidos.
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- Haz una lista detallada que recoja los problemas que él o ella hayan generado desde su incorporación.
- Habla con esa persona e intenta trabajar más a menudo con ella. Quizá los problemas hayan sido por el ambiente concreto en el que le tocaba trabajar.
- Si los problemas persisten, invítalo a quedar fuera del horario de trabajo e intenta entablar una conexión. En un ambiente fuera de la oficina todo surgirá con mayor naturalidad.
- Nadie responde bien a las críticas y menos si son de una persona con la que no hay mucha confianza ni fundamento. Sé cauteloso. En lugar de decir: «Tu trabajo está afectando a la productividad del equipo», dí: «Somos muy diferentes en el equipo a la hora de trabajar y no terminamos de encajar, ¿qué propones para mejorar?
- Ofrece ayuda. Utiliza tu simpatía en lugar de la hostilidad. Si el problema que afecta al trabajo es personal, ofrécete para ayudarle.