Cansados de trabajar para otros, Adrian Avilés y Alba Beltrán -hijo y mamá- decidieron emprender su propio negocio, con el cual intentan rescatar la cultura del chocolate tradicional en Guayaquil, que según ellos se ha perdido. Fundaron así, en abril de este año, Bendito Cacao, un restaurante para amantes del chocolate.
Dos años antes de abrir su local en Urdesa, los dos habían pensado en empezar un negocio que estuviera relacionado a productos dulces, pero querían que estos tengan un factor diferenciador del resto de dulcerías de la ciudad. “Por eso creamos un lugar que se especializa en chocolate puro, artesanal, para recordar cómo era el chocolate tradicional”, cuenta Avilés, de 24 años, quien estudió Publicidad y Marketing.
Como buen estudiante de marketing, antes de crear su emprendimiento realizó un estudio para saber cuáles iban a ser sus nichos y grupos objetivos. “Detectamos dos tipos de necesidades: adultos a partir de 40 y 50 años en adelante y jóvenes de entre 18 y 26 años”, cuenta Adrian. El primer grupo consumiría chocolate caliente con cacao puro, que es amargo, y el segundo son las personas que les gusta el chocolate, pero que no encuentran en un solo lugar varios productos derivados de este.
Iniciaron con un capital humano de tres personas, pero durante estos 8 meses se ha sumando una persona más. Su capital monetario es el que continuado aumentando: su primera inversión fue de 17 mil dólares, pero hasta el momento van más de 25 mil, que esperan recuperar en su totalidad en dos años, ya que aseguran que les las ventas si están representando lo invertido.
Como parte de su estudio de mercado, descubrieron que el lugar idóneo para colocar su dulcería de chocolate era Urdesa –Bendito Cacao está ubicado en Víctor Emilio Estrada 1119 y Laureles-, ya que se dieron cuenta de que en el Sur de la ciudad no se consumía mucho este tipo de productos, y en el Centro las personas siempre buscan algo rápido y para ejecutivos. “Urdesa es ideal, porque es un sector comercial y muy transitado, además existen restaurantes pero no como el nuestro”, explica Adrian.
También relata que le “tocó aprender” repostería básica -a pesar de que su mamá es la que se encarga de de realizar los dulces- para poder ayudarla cuando no se encuentra en el local; pero claro está que su fuerte es la parte administrativa y el manejo del marketing.
Este emprendedor comenta que ha aprendido bastante en estos meses, una de las lecciones más importante es la de no ser confiado y no fiarse en la palabra de las personas, además de ser más estrictos y rigurosos con las leyes y contratos para evitar cualquier tipo de problema. También ha aprendido a ser ahorrativos y controlar sus gastos, de esta manera puede ver mejores resultados.
Para los creadores de Bendito Cacao, su emprendimiento ecuatoriano tiene mucho potencial y por eso esperan abrir dos local más en Guayaquil y otro en la capital, en los próximos cinco años.