Con un año y medio en el mercado, la dueña de la tienda Baby Doll, Silvia Posligua, asegura que su emprendimiento ecuatoriano se está convirtiendo en un referente de la lencería femenina.
Pero para esta empresa, que está dedicada a la venta de productos íntimos, lograr posicionarse y abrirse camino no ha sido tarea fácil, asegura esta Guayaquileña, de 31 años, quien cuenta con la ayuda de las redes sociales para dar a conocer sus productos.
Antes de que naciera Baby Doll, Silvia era la encargada de la Sexy Shop en Quito – tienda de quien su madre es la dueña- pero tuvo que regresar, ya que no resultó como lo esperaba. “El público de esa ciudad no está dispuesto a pagar por ropa íntima de calidad. Me estaba costado mantener la tienda y no tenía dónde vender la mercadería, así que decidí buscar un lugar en Guayaquil, así llegue a Policentro”, cuenta Silvia.
Ella decidió entrar a este mercado bajo su propio nombre comercial y no con el de su mamá por varios motivos: ya conoce el terreno y le gusta, además de la ventaja que sus piezas, opina, siempre estarán a la moda, pues no se rigen bajo tendencias sino que son atemporales.
Para montar la tienda necesitó aproximadamente 30 mil dólares, que logró financiar con dinero ahorrado que tenía y con un préstamo al banco. La mercadería que le quedó de la tienda de Quito la utilizó en esta y viaja tres veces al año a Estados Unidos para comprar las colecciones de cada temporada.
Cada vez que quiere ingresar un producto nuevo a la tienda siempre realiza un análisis para saber si tiene potencial de triunfar en este mercado. Lo que más pega- según ella- es la ropa intima diaria, pero lo que está en auge son las prendas que no tienen costura, ya que se utilizan prendas ajustadas, además de productos que vayan acorde a la ropa por lo que son transparentes.
Silvia cuenta que tuvo la iniciativa de producir la ropa íntima en el país, pero le resultó en una mala experiencia. “Los artesanos no están preparados para realizar este tipo de producto, ya que se necesitan unas máquinas y telas especiales para poder hacer copas, encajes, licras y demás. No se puede utilizar cualquier cosa, además son necesarios costureros especializados en ropa interior, lo que no hay”.
Aun así, no descarta intentarlo otra vez, ya que el trámite que le toca hacer para sacar los productos muchas veces no ayuda al negocio: puede demorar varios días.
Entre los planes próximos de Bbay Doll está expandirse, quizás en un centro comercial en Samborondón.