Arturo Calle, nacido el 13 de agosto de 1938 en la ciudad de MedellínColombia, Antioquia en el barrio Manrique, pocos años después junto con su familia migro hacia la población de Robledo, donde vivió en una finca campestre con sus padres y sus hermanos.

Con tan solo diez años de edad ya se había convertido en un experto vendedor de frutas, hortalizas y flores en la plaza de mercado en el barrio Robledo en Medellín;

Por esa época su madre, sus nueve hermanos y él vivían en una casa campestre ubicada en los Altos de Robledo donde Arturo era el encargado de vender todos los alimentos que allí producían en el mercado, e incluso los vecinos lo buscaban para que les ayudará a comercializar los suyos.

Juventud

En su  juventud consolido toda esa audacia y sagacidad, su familia rezaba porque toda esa templanza la utilizará para hacer el bien, porque tenía un futuro muy  promisorio, sus tíos le decían «si escoge seguir  por el camino del bien va a ser una persona que va a llegar muy lejos” y no se equivocaron al dar este concepto.

Todos los atardeceres al llegar a casa, su padre solía traer consigo un pequeño regalo para cada uno de sus hijos: un dulce, un chocolate o un juguete, cualquier detalle era bueno para entusiasmar a los chicos.

Lamentablemente, debido a una dolencia pulmonar tuvo que ir al médico y, tras una mala aplicación del procedimiento de anestesia general, el señor Calle falleció prematuramente a sus 39 años.

Esto hizo que, en su adolescencia, Arturo se dedicara al estudio y al apoyo de su madre con las múltiples tareas de la finca, para así sacar adelante a sus hermanos menores.

Entre sus labores cotidianas estaba la producción de frutas, hortalizas y flores, todas las tardes, el chico se encargaba de comercializar los productos en la plaza de mercado de la ciudad.

Desde entonces, los negocios siempre hicieron parte del ADN de Arturo Calle y a medida que crecía, aumentaba su interés por involucrarse en diversos sectores de la economía.

Fue así como logró vincularse como mecánico industrial a Hilanderías Pepalfa, una fábrica dedicada a la confección de medias, que podría definirse como su primer contacto con la industria textil.

En este mismo escenario, nació su sueño de ser independiente, un ideal que lo motivó a ahorrar casi la totalidad de su sueldo durante dos años y medio.

Inicios de «Arturo Calle»

Gracias a esta disciplina, en el año 1966 logra, por fin, su meta: poder emprender algo de manera independiente.

Con unos $13 mil pesos colombianos ahorrados, que en la actualidad equivaldrían a unos $3.000 dólares, más un préstamo, el único que ha solicitado en toda su vida, de $4.000 pesos.

Es decir, $1.000 dólares más, compró su primer local en el mismo sector de San Victorino; un pequeño y antiguo almacén en el que aún se percibían las huellas de un incendio y el cual él mismo había administrado con anterioridad.

En este lugar inaugura la tienda “Dante”, dedicada por completo a la ropa masculina.

Como su propósito era brindar una excelente calidad en sus prendas, solía viajar a Pereira y Medellín para establecer acuerdos con las fábricas de confección.

Gracias a esto, atrajo rápidamente a un gran número de clientes y, en solo unos meses, pudo abrir una segunda sucursal.

Cambio de nombre de Dante a la de Arturo Calle y la expansión trajeron gran prosperidad a su negocio, lo que lo motivó a crear sus propias fábricas manufactureras, para así tener un mayor control de los diseños y la calidad de los productos.

Además, para el empresario era indispensable desarrollar un estilo propio; su marca debía vender prendas masculinas verdaderamente elegantes y exclusivas.

Clave de su éxito

Una de las claves de su éxito, fue mantener uniformidad en sus locales.

El empresario se preocupaba por capacitar correctamente al personal para que sus tiendas se abrieran siempre a una misma hora y para que la atención al cliente fuera excepcional.

Fueron más de 3 décadas de trabajo duro y constante en las que Arturo nunca perdió el norte y siempre supo que, para ser grande, debía ser paciente.

Así, finalmente la marca se expandió por todo el territorio colombiano y, poco a poco, fue generando recordación entre una base de clientes fieles que disfrutaban adquiriendo los elegantes productos que ofrecía.

En el 2011, los arquitectos Gabriel Arango y Miguel Soto inauguran la “Torre Arturo Calle”, el edificio insigne de la compañía e icónico del norte de Bogotá, ubicado en la Avenida Boyacá.

Arturo quería que la torre ilustrara la evolución de la marca y fuera un referente para futuras estructuras de la empresa, además, en la torre se ubicaría el almacén principal de la cadena, un espacio de 2.000 m2 en donde hoy en día se realizan la mayoría de los lanzamientos de la marca.

Asumiendo retos como empresario

Con la inesperada llegada de la cuarentena global por el coronavirus en el 2020Arturo Calle tuvo que enfrentar grandes retos; entre ellos, mantener el sueldo de sus más de 6000 trabajadores, a pesar de que las sucursales físicas de todas las ciudades tenían que permanecer cerradas indefinidamente.

Como medida de supervivencia, la compañía hizo una alianza con Ecopetrol y Bio Bolsa, con el fin de fabricar 147 mil trajes de protección para el personal de la salud.

Esto le permitió generar un flujo de caja favorable para mantener a su personal.

Además de la fabricación de trajes para el personal médico, la compañía tuvo que buscar otras alternativas de venta, como el fortalecimiento de sus servicios digitales, centrando su estrategia comercial en las ventas a través de Internet y con el uso de herramientas como WhatsApp.

Actualmente, Arturo Calle tiene 82 años y, pese a sus más de 15 intervenciones quirúrgicas, un marcapasos en el corazón y haber sufrido varios infartos, no para de trabajar.

Aunque está jubilado de su labor en la empresa y dejo su cargo a su hijo Carlos Arturo, sigue siendo parte de la junta directiva y aporta en la toma de decisiones importantes.

Además, se dedica a apoyar iniciativas que fomenten la educación, la salud, la economía y la adquisición de vivienda propia para sus trabajadores a través de la “Fundación Arturo Calle”, la cual creó en 1981 y que a día de hoy ha ayudado cientos de familias colombianas.

Su empresa, por su parte, tiene más de 100 sucursales en América del Sur y Centroamérica, cuenta con más de 6 mil trabajadores y genera ingresos anuales de más de $120 millones de dólares, consolidándose como una de las compañías más importantes de la región.

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Fuente: negocios y emprendimiento

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