Whatsapp empezará a cobrar por su uso a los usuarios de Android, algo inédito hasta el momento, porque cada vez que alguien preguntaba de qué viven los responsables de esta aplicación, la respuesta apuntaba a los fondos de inversión. Pero a pesar de que quieran empezar a monetizar su enorme popularidad, nadie puede negar que el servicio que introdujeron al mercado en 2009 se apoderó del mundo: ¿Por qué?
La pregunta es válida porque Whatsapp es el modelo de aplicación exitosa que triunfó a pesar de la competencia. Sus creadores, Jan Koum y Brian Acton, además rompen con la imagen tradicional de emprendedor inexperto: cuando comenzaron este proyecto, ambos eran ya veteranos de la tecnología y habían trabajado para empresas gigantes como Yahoo. ¿Qué principios guiaron su éxito? En base a las pocas entrevistas que Koum y Acton han dado, El Economista resumió sus claves en seis puntos:
- Simpleza. En Whatsapp no tienes que registrarte, no tienes que ingresar tu mail ni tampoco soportar publicidad invasiva. “Queríamos crear algo simple”, ha explicado Koum, por lo que su producto no contiene elementos molestos y simplemente funciona, sin mayores aspavientos.
- Utilidad. El servicio de mensajería simplificó la solución de un problema que ya estaba resulto: es un sistema de comunicación instantánea que sea gratuito, pero por que el que no tengas que crear una cuenta ni nada. Suficiente. “Lo que crees tiene que ser útil para las personas”, cuenta Koum.
- Paciencia. Desde que empezaron, los creadores de Whatsapp tenía claro que debían tener paciencia hasta que el producto funcionase lo suficiente como para poder ganar dinero. Apostaron por no intentar monetizar su servicio demasiado pronto, lo que les permitió enfocarse en el desarrollo de la aplicación sin tener que estar pendientes de los ingresos.
- Disciplina financiera. Para no necesitar de magia cuando les exigieran rentabilidad, los emprendedores de Whatsapp optaron la disciplina financiera desde el primer día. Hasta hoy, solo tienen 20 empleados, 17 de los cuales son ingenieros.
- Ser independiente. La compañía debe tomar sus propias decisiones, no decidir basándose en las preocupaciones de los inversores. La independencia permite trabajar en paz. Y eso, un mejor producto.
- Escuchar al cliente. No hacen publicidad, ni marketing. Las características del producto las sacaron de las necesidades de la gente. “Hay que escuchar al cliente”, advierte Koum.