Los experimentos llevaron a los sindicatos a negociar nuevos patrones de trabajo, los primeros ensayos con semanas laborales de cuatro días en Islandia fueron recibidos con un éxito rotundo y llevaron a muchos trabajadores a seguir el ejemplo y pedir menos horas.
Las pruebas, que consistían en pagar lo mismo por menos horas de trabajo semanal, comenzaron en 2015.
Los trabajadores afirmaron sentirse menos estresados y con menos riesgo de tener el síndrome de agotamiento o burnout, e indicaron que el balance entre su vida privada y laboral había mejorado.
Fin al síndrome de burnout
De acuerdo a los resultados, la productividad se mantuvo dentro de los mismos niveles y en la mayoría de las empresas aumentó.
La productividad se mantuvo o mejoró en la mayor parte de los lugares de trabajo, indicaron los investigadores.
Incluyeron a más de 2500 trabajadores, cuyas horas equivalen al 1 por ciento de la población trabajadora de este país.
Los trabajadores dijeron que se sentían mucho menos estresados o en riesgo de agotamiento. Además, se reportó que su salud y el balance entre su vida profesional y personal mejoró muchísimo más, ya que tuvieron tiempo para convivir con sus familias, practicar hobbies y hacer tareas del hogar.
Will Stronge, director de investigación de Autonomy, señaló que «este estudio muestra que el mayor experimento del mundo de reducción de la jornada laboral en el sector público fue, de acuerdo a todos los parámetros, un rotundo éxito».
Demuestra que el sector público está listo para ser pionero en reducción de semanas laborales y que otros gobiernos pueden aprender algunas lecciones.
Actualmente, España está comenzando las pruebas con este tipo de semanas laborales, mientras que la empresa Unilever, en Nueva Zelanda, redujo el horario laboral al 20 por ciento sin disminuir el sueldo. Esperemos que muy pronto este tipo de propuestas lleguen a Latinoamérica.
Fuente: okchicas