Si diriges un proyecto y en este surgen varios inconvenientes, pero es tu decisión solucionarlos o terminar mal, por ende hay que saber «dar la vuelta», pero hay dos sentidos, el de volver para atrás, o hacer cambios drásticos
Antes de las elecciones de 2019, y luego de las PASO se planteaban dos elecciones alternativas: Mauricio Macri recorría el país profundizando las ideas sobre lo que se había hecho bien y haciendo la autocrítica sobre los errores cometidos durante su gobierno.
Realizó una autocrítica porque escuchó a los que expresaron su disconformidad con su voto negativo, pero eso no le alcanzó.
Del otro lado, se exhibió una falsa moderación.
Decían en el Frente de Todos, que venían para ser mejores, pero durante su gestión actual mostraron sus verdaderas intenciones.
Siguen diciendo que en Venezuela no hay una dictadura, una mirada que va a contramano del mundo que ha condenado las violaciones a los derechos humanos y que ha provocado una de las migraciones más importantes de la historia.
No me preocupa tanto el gasto público, declaró Fernández durante el debate.
Y ahora se ve el resultado en los desastres económicos, que tanto afectan a los argentinos. Su compañera de fórmula, siguió intentando perseguir a periodistas, a los medios y a la justicia, son sus supuestos enemigos.
Teorema de Baglini
Se refiere a la distancia entre la cercanía de un sector o actor político al poder y la formulación de teorías o propuestas serias y congruentes.
La posibilidad de acceso al poder es inversamente proporcional a la audacia de sus proyectos o enunciados, que son tanto más irracionales e imposibles de poner en práctica cuanto menores sean las posibilidades de gobernar de quien las propone.
El teorema fue enunciado por el entonces diputado nacional Raúl Baglini en una maratónica sesión del año 1986 en la que la cámara debatió la deuda externa.
Significados del fracaso
No llegar a la meta en el tiempo pautado es sinónimo de fracaso, si lo suponemos como una imposibilidad. Se lo podría ver de otro modo, como una nueva chance que nos da la vida, como un obstáculo que debemos sortear.
Lo que no debemos permitir es que una equivocación nos derrumbe.
Es común no saber responder cuando carecemos de las herramientas, nos falta la tolerancia al fracaso y sufrimos pensando en el esfuerzo que no rindió sus frutos y creyendo que todo fue en vano.
Se puede ser amigo o enemigo del fracaso
La relación con él suele ser mala ya que a los niños los acostumbran a que los deseos se cumplan y a que las cosas las obtengan fácilmente.
Lloran y su madre les da la mamadera y de grandes querrán resultados inmediatos. Además, en comparación con otras épocas, se vive una “vida fácil”.
Basta con ir al mercado o llamar por teléfono para tener la comida. Presionando un interruptor se ilumina una sala, se recibe el correo al instante en la PC. Esto acostumbra a que todo funcione y ocurra en el momento.
El que no hace no se equivoca pero tampoco aprende
Es interesante destacar que cuesta tanto equivocarse por la necesidad constante de tener éxito.
El “exitismo” es el afán por ser el mejor en el trabajo, en la familia, en el barrio, y eso no permite disfrutar ni pararse a pensar en lo que se hace.
Nada avala la derrota pero se puede triunfar a otro ritmo y de la forma en la que uno quiere y no como los estándares sociales lo indiquen.
Si se divide a las personas en triunfadores o fracasados, o ganadores y perdedores, se verá que la causa de la frustración viene inculcada desde la primera infancia.
Aprender a Innovar
Dada una situación penosa y para cambiarla, es necesario lograr mayor velocidad si se desea “darla vuelta” y no “dar la vuelta” para repetir los mismo errores.
El entorno exige un aprendizaje permanente, que, para entusiasmar, tiene que ser variado para generar intensidad y compromiso. Sin embargo aprender es lo primero que se relega.
Hay que evitarlo dedicando tiempo a la capacitación a toda costa, usar la tecnología para interactuar con otros en búsqueda de conocimientos hace que este proceso sea más productivo.
Fuente: emprendedores news