América Latina invierte en investigación y desarrollo (I+D) un porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) que es menos de la cuarta parte de lo que designan los países desarrollados. Esta falta de inversión ha provocado en la región un histórico rezago en innovación, ciencia y tecnología que requiere de políticas públicas y un mayor compromiso del sector privado para fomentar el desarrollo de la economía del conocimiento.
Estas son algunas de las conclusiones del documento “Señales de competitividad de las Américas”, elaborado por la Red Interamericana de Competitividad (RIAC), al que tuvo acceso la agencia de noticias Efe durante el sexto Foro de la Competitividad de las Américas, que se celebra en la ciudad colombiana de Cali.
El informe es un análisis del panorama de la innovación en Latinoamérica y el Caribe, que señala que instituciones como Banco Interamericano para el Desarrollo (BID) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) coinciden en que América Latina tiene un retraso en la inversión en I+D.
Los datos son claros: en 1999 las inversiones en I+D de América Latina y el Caribe equivalían al 0,55 % del PIB, mientras en 2009 eran del 0,69 %; durante ese mismo periodo, los países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), conocida también como ‘el club de los países ricos’, aumentaron la intensidad de la inversión del 2,16 % al 2,40 %.
En América Latina, según este documento, el país que más invierte en I+D es Brasil, que en 2007, por ejemplo, asumió el 60 % de los gastos en I+D de toda América Latina, con una inversión del 1,09 % del PIB. En la actualidad, se estima, el gigante carioca dedica al I+D el 1,2 % de su PIB.
Uno de los problemas que sufre la región es que la financiación de la I+D se concentra en las instituciones públicas, que asumen el 59% del total, mientras el sector privado muestra un interés deficiente en el tema. El informe señala como uno de los posibles causantes de esta ecuación al predominio de las materias primas y las manufacturas en las exportaciones, un fenómeno latente en países como Ecuador y Colombia.