¿Menos es más? Eso parece cuando se trata de los beneficios económicos, ecológicos y a la salud cuando se trabaja menos días a la semana y se tienen tres días para el fin de semana. Esto de acuerdo con un artículo publicado en Scientific American, que además asegura que esta dinámica no solo ahorra dinero, también reduce la contaminación y problemas de la salud.
Para Lynn Peeples, autora del artículo, es posible reducir cantidades significativas de energía, emisiones de gases de efecto invernadero así como gastos médicos al disminuir los niveles de estrés, si se descansa un día más a la semana en la oficina.
La prueba contundente fue el equipo de gobernación del estado de Utah, en EE.UU., quien empezó a trabajar desde 2007 de lunes a jueves. Y en tan solo los primeros diez meses, se ahorraron 1.8 millones de dólares en costos energéticos.
“Si los empleados pasan 20% menos en el camino y los edificios de las oficinas solo funcionan cuatro días a la semana, la energía y la congestión que nos ahorramos sería enorme.” Sin embargo, la iniciativa tuvo su fin en 2010, ya que los ciudadanos se quejaron de no tener acceso a los servicios del estado en viernes.
Pese a ello, los economistas David Rosnicks y Mark Weisbrot estimaron que esta dinámica pudo haber reducido la emisión de carbono en EE.UU. hasta un 3%, entre 1990 y 2002. De hecho, un reporte interino del gobierno de Utah, mostró que en su estado se redujo anualmente al menos 6 000 toneladas métricas de emisiones de dióxido de carbono. Por lo que, “si las reducciones de los gases de efecto invernadero por los desplazamientos están incluidas, entonces el estado revisaría la manera de reducir al menos 12 000 toneladas métricas de CO2 –el equivalente de 2 300 coches fuera del camino en un año–.
Además, de acuerdo con un estudio realizado en Suecia por la Sahlgrenska University Hospital, reducir un día laboral a la semana mejora la salud y productividad del empleado. De hecho, se observó que hubo una disminución considerable en enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2, así como un mayor balance en los ámbitos laborales, personales y familiares. Sin mencionar una latente sensación de felicidad.
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Si bien hay pros y contras frente a esta dinámica, la realidad es que de manera organizada, podría traer numerosos beneficios tanto al individuo como a la sociedad.