Sobre todo cuando atraviesan por el temido Valle de la muerte, pero no solo en ese periodo, los emprendimientos pueden tener momentos duros, bien sea por una crisis de bajas ventas, falta de liquidez, cambios en el mercado o cualquier factor que afecte su desempeño. En esos momentos el perfil del liderazgo es clave. “Si bien suena mucho más sencillo inspirar a las personas cuando los negocios están yendo bien, los mejores líderes son aquellos que inspiran aun durante tiempos de crisis”, sostiene Marshall Goldsmith, un reconocido pensador gerencial que, con varios libros publicados, se apresta a participar en el World Business Forum Buenos Aires (Argentina).
En su blog, citado por la web Wobi, Goldsmith escribe tres recomendaciones para que los emprendedores directivos puedan mantenerse enfocados hasta en los peores momentos. Son tres recomendaciones para cuando una empresa atraviesa una crisis:
- La primera persona en la que debes enfocarte es en ti. Goldsmith sostiene que cuando alguien asume el rol de líder, está aceptándose como modelo para su equipo. Y cuando el futuro sea incierto, los trabajadores estarán mirándolo y escuchando tanto su tono de voz como las palabras que emplea. En ese momento, “necesitas comunicar el mismo nivel de motivación personal que cuando el futuro es optimista”.
- No suavices la realidad. El experto recomienda no mentir a tu equipo, ni mentirte a ti mismo, ya que tu organización necesita hacer proyecciones realistas para el futuro. Para este consejo, Goldsmith cita un ejemplo, en que un exitoso ejecutivo llevó a su organización hacia el desastre. “Él se enfocó tanto en alcanzar la meta públicamente propuesta, que no quiso aceptar la realidad de las proyecciones negativas que su equipo le presentaba. Como resultado, la meta no se cumplió, los analistas de la organización se indignaron y el valor de mercado de la compañía se desplomó”, cuenta.
- Enfócate en lo que se puede cambiar. Goldsmith explica que siempre hay factores incontrolables que influyen en el éxito o fracaso de una compañía, hablar de esos factores distrae innecesariamente en un momento en el que enfocarse en lo que sí se puede cambiar es más importante que nunca. Conviene hacerse la pregunta: “dado el contexto, ¿cómo podemos hacer la diferencia más positiva en nuestro futuro?”.