China elimina su polémica política del hijo único, impuesta en 1979. Todas las parejas que lo deseen podrán tener dos hijos de ahora en adelante, según ha anunciado la agencia oficial Xinhua. El cambio, explica la agencia, “busca equilibrar el desarrollo de la población y responder al desafío del envejecimiento”. El Emprendedor te hace un recuento del escenario social de China con la política del hijo único.
La política del hijo único se puso en marcha para reducir los problemas de superpoblación del gigante asiático y según los expertos ha servido para evitar que la población actual del país fuera actualmente de 1.700 millones de habitantes (ahora supera los 1.300 millones).
Este es el escenario social de China con la política del hijo único:
El envejecimiento de la población es uno de los grandes problemas que encara el país con la política del hijo único. En 2014, la población por debajo de los 60 años —cuando empieza la edad de la jubilación para las mujeres— cayó por tercer año consecutivo, en 3,7 millones de personas, para quedar en 917 millones, según la Oficina Nacional de Estadísticas.
Los expertos advierten que China será la primera economía que envejecerá, antes de volverse rica, debido a la política de un sólo hijo. Para 2050, más de un cuarto de la población tendrá más de 65 años.
La tasa de fertilidad del país es una de las más bajas del mundo y está muy por debajo de la tasa de 2,1 niños por mujer que se requiere para reemplazar a la población a través de las generaciones.
El envejecimiento de la población china ralentizará la economía a medida que se reduce la reserva de trabajadores jóvenes y la proporción entre los contribuyentes y los pensionados continúe disminuyendo.
Además el escenario social de China con la política del hijo único tiene un grave desequilibrio entre el número de hombres y mujeres, dada la preferencia cultural por los descendientes varones. En 2014, según las cifras oficiales, nacieron 116 niños por cada 100 niñas. Acumulada a través de décadas, esta desproporción ha generado un “exceso” de 34 millones de varones, que a su vez ha suscitado problemas como un aumento del tráfico de mujeres procedentes de otros países más pobres.
El desequilibrio es tal que algunos expertos, como el profesor Xie Zuoshi, de la Universidad de Finanzas de Zhejiang, ha propuesto como solución, en un país donde la soltería es algo impensable, facilitar las parejas gays o la poliandria, que las mujeres puedan tener varios maridos.
Así mismo la aplicación forzosa de la política, muchas veces mediante métodos brutales que han incluido abortos obligados, ha suscitado numerosas denuncias de las organizaciones en favor de los derechos reproductivos.
Se calcula que la política del hijo único evitó unos 400 millones de nacimientos desde que comenzó, pero este número es disputado.
Sin embargo, la abolición de la política del hijo único, aclamada como una importante liberalización de la restricción que estuvo en vigencia durante décadas, no traerá tan buenos resultados, pues las nuevas cifras sugieren que menos personas de las esperadas están dispuestas a tomar esta decisión y agrandar su familia.
En Beijing, la capital, alrededor de 30.000 parejas han presentado solicitudes para un segundo hijo, menos de las 50.000 que se esperaban, informó la agencia estatal de noticias Xinhua. La situación en otras ciudades como Shanghái y Shenzhen es similar, agregó.
En parte, se debe a que la idea de tener un solo hijo ya está arraigada en una sociedad cada vez más desarrollada y en parte al coste económico que supone criar un segundo hijo.
«Las estadísticas demográficas a largo plazo son una preocupación. Algunas veces, a China se le compara con Japón, en donde los problemas económicos se han originado, en parte, por las tendencias demográficas», dijo Brian Jackson, un economista del grupo de investigación IHS Global Insight, con sede en Beijing.
«No es un cambio suficiente»
Por otro lado, la organización Amnistía Internacional (AI) afirmó, tras el anuncio del fin de la política del hijo único en China, que autorizar a partir de ahora a todas las parejas del país a tener dos hijos no es un cambio suficiente, pues seguirá abierta la puerta a abusos tales como los abortos forzados.
«Las mujeres chinas seguirán corriendo peligro de ser sometidas a formas intrusivas de anticoncepción o a abortos forzosos a pesar de que las autoridades hayan anunciado este cambio», señaló en un comunicado William Nee, investigador de AI para China, pocas horas después de que el Partido Comunista informara de la histórica reforma.
La medida «no es suficiente», añadió el activista, quien advirtió de que las parejas que ya tengan dos niños todavía podrían ser sometidas a medidas coercitivas «equivalentes a la tortura».
Nee afirmó que «un Estado no tiene por qué entrometerse regulando cuántos niños puede tener la gente» y subrayó que «si China se toma con seriedad el respeto a los derechos humanos, debe inmediatamente acabar con los controles tan agresivos y punitivos ante la decisión de las personas de formar una familia».
Fuentes: El País, BBC Mundo y CNN