Hoy en día en redes sociales existe una ley que hace quedar mal incluso al mejor integrante de los clubes de optimistas. Y es que pareciera que la actitud frente a la vida es el nuevo “Dios” de muchos para enfrentar las crisis. Puede que topemos susceptibilidades a continuación, pero hay que tener claro que la actitud no lo es todo.
Y tampoco digo que nos pongamos a llorar o que seamos unos auténticos pesimistas, pero esta visión exagerada y extremista de la actitud tampoco nos ayuda. Es por eso que te compartimos 4 grandes razones de porqué la actitud no lo es todo.
1. La buena actitud no nos da de comer
Tenemos que comenzar por enfrentar las cosas como son. El tener una gran actitud no te dará de comer; se requiere de mucho más.
Si habláramos de un coche, la actitud sería como la marcha del mismo. Pero la marcha no nos sirve de nada si no hay gasolina ni motor.
2. La actitud disfraza la mediocridad
En redes sociales pareciera que los emprendedores y la sociedad enfrentan los grandes problemas de la vida con memes y “frasecitas positivas con flores de colores”, echándonos porras frente a las crisis, los balazos de la vida o el día a día.
Sin embargo, en ocasiones tanto optimismo exacerbado acompañado de un subtexto “ahí para la próxima” puede disfrazar cierta mediocridad y hacernos permanecer en una zona de confort.
3. La actitud no suple a la acción
Regresando a la analogía del auto, el movimiento de las llantas sería la acción. El motor bien podría ser el manejo de nuestras capacidades, habilidades y talentos.
4. La actitud es solo catalizadora de la acción
Es cierto que la actitud nos hace ponernos en marcha o volver a intentar tras el aprendizaje obtenido del fracaso, pero siempre será una catalizadora de nuestras acciones; no obstante, la marcha funciona y es un principio de las cosas. Pero siendo realistas, una buena marcha no hará necesariamente a un “buen carro”. Y todos los carros son diferentes.